OPINIÓN. Ganarle a Costa Rica no ocurre todos los días. Cuando se logra debe ser como un desahogo y un suspiro para nuestros jugadores. No importa cómo se haya conseguido la victoria. Se tuvo que tener una cuña del mismo palo para derrotarlos. Hacía 15 años que no se le ganaba a los ticos en un torneo mayor. Guimaraes lo alcanzó, para su sorpresa, un martes 13. La victoria sobre Costa Rica rubrica lo que ha sido hasta el momento la participación de Panamá en esta Copa de Naciones: aceptable desde todos los puntos vista, independiente de lo bueno o malo que se haya hecho en los dos primeros partidos. Haber clasificado primero en el grupo de la muerte es ya un logro. Una sorpresa para los ticos y hondureños que nunca se lo imaginaron. Basta haber leído lo que escribieron algunos diarios después del empate que consiguió Panamá ante Honduras.
Un medio catracho tituló "Oiga compa, ya no le ganamos a nadie". Por su parte, un medio costarricense escribió que los jugadores panameños más bien parecían gladiadores y se comportaban como atolondrados. Ayer, sin embargo, reconocieron que Panamá había sido superior. Es evidente que los ticos y hondureños no quieren aceptar que Panamá ha crecido futbolísticamente a nivel de categoría mayor, pero tampoco nosotros debemos desconocer que Costa Rica y Honduras son de mucho respeto. Cuesta un mundo empatarles y ni qué decir de ganarles, por eso a veces no importa empatarles o ganarles jugando regular o mal, a sabiendas de que se estaba enfrentando a los pesos pesados de la Uncaf. Lo importante del torneo es que el técnico Guimaraes ha pensado en la selección más como grupo que como individualidades.
De momento ha sacado partida del equipo, sin importarle los nombres, por eso le está dando un roce obligatorio a los 20 jugadores que fueron convocados al torneo. Nos sorprendió a todos. Llamó la atención la manera tan fría y calculadora como ha presentado las nóminas para los dos partidos, sin importarle el rival de turno. Lo que demuestra su personalidad y la confianza que le ha dado a los jugadores en un torneo corto, de bajo nivel por esto de que las selecciones apenas se están armando, y que nunca deja de ser un termómetro para lo que se presente más adelante. Frente a Honduras, Guimaraes salvó el partido e hizo una jugada de ajedrez con el movimiento de una ficha que salvó al rey, lo que finalmente le dio el empate después de hacer pasado una embarazosa primera media hora. No fue una presentación aceptable la que hizo la selección, pero tampoco se puede olvidar que se empató ante uno de los grandes de la Uncaf.
Contra Costa Rica la modificación de siete jugadores respecto a la nómina del domingo contra Honduras no alternó el rendimiento, no fue un partido vistoso, pero ojo, que fue Costa Rica la que lo hizo ver así. El viernes contra Guatemala no sabremos con qué nómina irá a salir Guimaraes, sin embargo, el técnico debe sentirse tranquilo por lo que vio en los dos partidos y le tocará a él y a nadie más, elegir a los que crea que pasaron la mejor calificación.Lo mejor de todo es que la selección mejoró comparado a lo que se hizo hace dos años, la actual Copa de Naciones en El Salvador le ha servido de experimento a Guimaraes para que todo lo que se propuso, satisfactoriamente para él, hasta el momento le esté saliendo paso a paso.
El autor es periodista
