Los Juegos Olímpicos de invierno de Turín 2006 quedaron inaugurados ayer, viernes, con una espectacular ceremonia que hizo honor al lema del evento, "La pasión vive aquí", y en la que la música, el baile y el fuego fueron los ejes del primer episodio de un acontecimiento que reunirá a lo mejor del deporte sobre nieve y hielo desde hoy, sábado, y hasta el próximo 26 de febrero.
El presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, fue el encargado de declarar formalmente inaugurados los Juegos con la habitual fórmula ritual: "Declaro abiertos los XX Juegos Olímpicos de invierno de Turín".
Pero el momento más emotivo llegó con el encendido del fuego olímpico por parte de Stefania Belmondo, ex esquiadora de fondo y la deportista invernal más exitosa de Italia con diez medallas, entre ellas dos oros.
Por su parte, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, agradeció la lealtad italiana "a los valores olímpicos" y pidió a los atletas "magia", no solo con sus actuaciones deportivas, sino también con su conducta y les exhortó expresamente a que eviten "el dopaje".
Unos patinadores vestidos completamente de rojo y con lenguas de fuego saliendo de sus cascos calentaron el inicio de la gala, dividida en dos escenarios, en la fría noche turinesa. A partir de ahí, la música y el baile fueron el eje de una ceremonia que dejó a un lado la espectacularidad para tornarse sobria con la izada de bandera y el canto del himno de Italia por parte de una niña.
El encendido de los aros olímpicos dio pase al desfile de los deportistas encabezados por Grecia, al ritmo de música de baile de los años 70 y 80 que convirtió al estadio en una macrodiscoteca.
Unas palabras del poeta Dante Alighieri en honor a Ulises recitadas por el actor Giorgio Albertazzi sirvieron como salutación de los atletas.
La bandera olímpica entró al estadio de la mano de ocho mujeres de diferentes orígenes vestidas de blanco: las actrices Sofia Loren y Susan Sarandon, la escritora Isabel Allende, las ex atletas Manuela di Centa y Nawal El Moutawakel, la premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, la atleta Maria Mutola y la defensora de los derechos humanos Somaly Mam.

