ROMA, Italia (AFP). El campeón del mundo de moto GP, el italiano Valentino Rossi, que era el objetivo de un mensaje acompañado de un aparato explosivo enviado el sábado a la compañía aérea española Iberia en el aeropuerto de Milan-Malpensa, tiene miedo.
En una entrevista concedida al diario La Gazzetta dello sport de ayer miércoles, Rossi reconoce tener miedo, pero no parece estar en medida de cambiar el curso de las cosas.
Tengo las manos atadas, afirma con respecto a su contrato con Repsol, una compañía petrolífera española, objetivo de los remitentes del paquete-trampa.
Se me acusa de hacer publicidad para Repsol, pero mi relación se limita a Honda. No soy yo quién decide los patrocinadores. Todo esto me irrita, es el único momento de la temporada que tengo para descansar. En lugar de ello, debo vivir bajo control, incluso si es discreto, añade el prodigio de Tavullia (norte).
En su domicilio, un precioso edificio de tres plantas, donde Rossi vive rodeado de amigos y parientes con Guido, su bulldog inglés, los agentes de la policía antiterrorista y los carabineros vigilan discretamente los alrededores.
El miedo existe. El problema es que la tensión sube en lugar de disminuir. Esperamos que todo se resuelva lo más pronto posible y que Valentino pueda pasar sus vacaciones en paz. Lo necesita, comenta Stefania, madre del campeón del mundo.

