El sueño de Deontay Wilder de dominar la división de los pesados se concentra por ahora en Alabama.
No es exactamente el escenario de las luces deslumbrantes de Las Vegas, aunque eso podría cambiar pronto.
Sin embargo, Wilder no se disculpará por haber aceptado dos peleas en Birmingham para dar a sus partidarios en su estado natal la oportunidad de verlo defender su cuota del título máximo del boxeo.
“Es formidable para el estado darle un punto de vista diferente del deporte del boxeo y añadir otra actividad a la ciudad y el estado para atraer gente a Alabama”, afirmó Wilder.
El boxeador tampoco va a disculparse precisamente ante sus rivales, incluso su adversario del sábado por la noche, un francés llamado Johan Duhaupas poco conocido que nunca había peleado en Estados Unidos.
“Escogemos nuestro público y nuestro rival por un motivo”, afirmó. “La gente lo acepta o lo rechaza. Pero vamos a ir a nuestro propio ritmo peleando a quien queramos”.
Lo que desea es una pelea por la unificación del título con Wladimir Klitschko, el campeón desde hace casi una década. Cree que la pelea se concretará, quizás dentro de un año, si ambos se ocupan por ahora de lo que les conviene.
Por el momento, va a regalar a los aficionados algo que no han visto en tres décadas: una pelea por el título de los pesados en una cadena de televisión.
