Al equipo ruso de atletismo se le prohibió participar por su país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, luego de la histórica decisión de ayer, viernes, en la que se sancionó a la potencia deportiva por un programa sistemático de dopaje que operaba “desde la cima” y ensució a toda la delegación.
En un fallo sin precedentes, cargado de ramificaciones geopolíticas, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ratificó la suspensión a la delegación rusa de pista y campo, al señalar que el país había progresado en su proceso de limpieza, pero no cumplió con los requerimientos necesarios para su reinstalación, por lo que se le prohibirá enviar atletas a los Juegos de Río, que se inician en 50 días.
“Los atletas rusos no pueden regresar de manera creíble a las competencias internacionales sin minar la confianza del público y sus competidores”, indicó el presidente de la IAAF, Sebastian Coe.
El mandatario ruso Vladimir Putin calificó de “injusta” la decisión, y dijo durante una reunión de líderes de las principales agencias noticiosas internacionales en San Petersburgo, que los atletas que compiten sin doparse “no deberían sufrir”.
Rusia no acepta “el castigo colectivo” para todos los atletas, subrayó al comparar la sanción a todo el equipo con una sentencia de prisión para “toda una familia” en caso de que uno de sus miembros hubiera cometido un crimen.