SANTO DOMINGO, República Dominicana (DPA). - El temor al caos organizativo sobrevuela los Juegos Panamericanos de Santo Domingo desde hace años, pero a tres días de la ceremonia inaugural es palpable apenas se pisa tierra dominicana.
El aeropuerto internacional de Las Américas es el escenario de la peor pesadilla para deportistas, dirigentes y periodistas: esperar horas y horas por su equipaje hasta llegar a la villa panamericana o a sus hoteles.
"Esto es una barbaridad", sintetizó en la noche del domingo el jefe del equipo argentino de bolos, Néstor Ibáñez, en las horas caóticas que siguieron al largo vuelo desde Buenos Aires con escala en Panamá.
Los responsables de Santo Domingo 2003 idearon un sistema que pretende ser un alivio para la "familia panamericana" a su llegada al país, pero cuyos resultados hasta ahora son exactamente opuestos.
Mientras los turistas o viajeros no relacionados con los Panamericanos buscan su equipaje en las habituales cintas transportadoras, quienes acuden a los Juegos reciben un "trato VIP": apenas salen de su avión deben entregar sus resguardos de maletas en un mostrador de los Juegos, para acreditarse en el mismo aeropuerto y reunirse con su equipaje en una carpa blanca a pie de pista, donde autobuses los esperan para llevarlos a sus lugares de alojamiento.
Pero el problema comienza a la hora de preguntar por el equipaje. Las camisetas amarillas de las decenas de voluntarias -la mayoría son mujeres- que reciben al viajero se entremezclan en una sucesión de preguntas: "¿Qué sabe de Dominicana?"; "¿De dónde es usted?"; "¿Es usted deportista?".
Al principio todos responden con entusiasmo, y el intercambio de pins no tarda en llegar. Pero cuando los minutos comienzan a hacerse horas, la alegría desaparece, comienzan las preguntas y no aparecen las respuestas.
Fue el caso del esgrimista peruano Alvaro Panizo, que esperó cinco horas su valija en la carpa sólo para que le dijeran que ésta no había llegado. Para cuando lo supo era ya medianoche, y la oficina de su línea aérea estaba cerrada.
El de Panizo es un caso extremo, y que su equipaje se perdiese no era imputable a los Panamericanos, aunque al peruano le hubiera gustado saberlo varias horas antes. Pero las tres horas que esperaron Ibáñez, Julio Escalante -jefe del equipo argentino de tiro- y Amelia Fournel -tiradora argentina- son consecuencia directa del curioso sistema.
Nadie supo decir qué puede suceder si, en el proceso de separación de maletas "panamericanas" y maletas "comunes", se entrega alguna por equivocación a alguien que no es su dueño.'
