De las horas de incertidumbre ante el domicilio barcelonés de la superestrella argentina Lionel Messi, hasta su recibimiento triunfal en París donde firmará con el PSG, así fueron las horas de locura en torno a Messi.
El lunes, delante de la mansión de Leo Messi en Castelldefels, los medios se agolpan. Desde la víspera, las cámaras están apostadas, los periodistas atentos al menor movimiento. Pero en vano.
Cerca del mediodía del martes, cuatro vehículos negros abandonan la propiedad. Dirección al aeropuerto de Barcelona-El Prat.
Jorge Messi, padre y agente del genio argentino, es el primero en confirmar el fichaje de su hijo por el PSG.
A su llegada al aeropuerto de Barcelona a las 12:41 p.m., responde con un lacónico “sí” a un periodista que le preguntó si iría al PSG. ¿Quién es el responsable del divorcio? “Pregunten al club”, replicó.
Unos mil kilómetros más al norte, los aficionados parisinos le esperan en tres puntos: el aeropuerto parisino de Le Bourget, junto al Parque de los Príncipes y delante de la sede del club.
A las 3:31 p.m., el avión que transporta a Messi y a su familia aterriza en el aeropuerto parisino.
Vestido con una camiseta blanca con el lema “Esto es París”, Lionel Messi saluda desde la ventana de la terminal a los aficionados que lo aclaman. Una imagen impensable hace unas semanas.
La confirmación oficial también llega: apenas Messi toma tierra, el PSG publica en las redes sociales un corto video de 13 segundos pleno de referencias a la carrera del jugador, como sus seis Balones de Oro.

