Hace unos escasos 15 días, el pequeño golfista Roberto Chinchilla Varela tuvo un cambio de look radical tras su tercera participación en el US Kids Worldchampionship, Pinehurst, Carolina del Norte, Estados Unidos.
Su rubia melena larga la mandó a bajar porque era requisito en el inicio de clases en la Academia Interamericana de Panamá, AIP, donde cursa el cuarto grado.
Hoy, el jugador del club de golf de Panamá, quien había conseguido el cupo por invitación a Carolina del Norte, tras su gran actuación en 2012, es la Estrellita Deportiva de la Semana de La Prensa.
Con una sonrisa permanente en el rostro, Roberto, de nueve años de edad, es el más pequeño de la familia. Es el niño consentido que ha seguido los pasos de su padre, Héctor Chinchilla, y juega golf.
“Lo más fácil para mí es tirar los hierros y los drives y lo más difícil es el put”, asegura el pequeño quien es líder de la categoría 9-10 años de Apagolf.
La historia de cómo se inicio Roberto en el golf es sencilla. “Comenzó a los 6 años por un tío que lo invitó a golpear pelotas en el club de golf, y después de llevarlo un día me dijo que le veía mucho talento a Roberto. Luego le pregunte a mi hijo que si quería jugar y me dijo que sí, que le gustaba”, relata el papá.
Desde ese momento, llegaron los primeros palos para jugar y Roberto comenzó a recibir clases y a participar en semilleros hasta llegar a Apagolf (Asociaciónde golfistas).
Aunque el pequeño atleta ya tiene tres años de experiencia, admite que cada vez que va a comenzar un juego le dan muchos nervios y le tiemblan las piernas. “Pero eso se quita cuando doy el primer golpe”, dice el risueño golfista, quien además de Estados Unidos ha representado a Panamá en Guatemala. Como todo jugador amante del golf, Roberto admite que cuando crezca le gustaría ser golfista profesional. Pero para eso, aún debe seguir sumando victorias y sorprendiendo a grandes y chicos en el green.
Según el propio jugador, su rival más fuerte en la cancha es Jean Louis Ducreut. “Es mucho más grande que yo y me lleva un año de edad”, sentenció. También aclaró que es fanático de Roy McIlroy. “Antes era un buen jugador, ya no lo es tanto”.
Mientras él hablaba que su técnica a la hora de jugar es no quitarle la vista a la pelota y no ponerse nervioso, su padre lo asesoraba con señas para saber qué decir.
Roberto entiende a la perfección sus señas, pues su papá es su caddie durante los juegos. “Papá de caddie es un trabajo muy demandante, porque hay que controlar las emociones de un niño como Roberto que tiene un carácter bastante competitivo y acostumbrado a que tiene ganar siempre”, indicó.
Más relajada y disfrutando de la tarde, la madre, Eyra Varela de Chinchilla, asegura que ver el ver el éxito que ha tenido Roberto en el golf la pone muy orgullosa. “Él es un niño que disfruta mucho jugar, le apasiona y realmente transmite esa pasión y me emociona cada vez que juega”.
Algo que admira la mamá de su pequeño hijo es la capacidad de organizar el tiempo. “La dinámica de escuela golf, competencia y estudios es algo que lo ha ayudado muchísimo; los días que tiene práctica, él no se acuesta a dormir hasta que termina de estudiar”, dice la orgullosa madre.
