Paul, el pulpo que se convirtió en talismán de la selección española al adivinar su triunfo en la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica, ocupó ayer por última vez los titulares del mundo con su deceso a la avanzada edad de casi tres años, pero su leyenda sigue porque ya dejó sucesor.
El molusco cefalópodo murió en la noche del lunes en el acuario de la ciudad alemana de Oberhausen, de muerte natural y no porque hubiese sido víctima de atentados de hinchas enardecidos, como se apresuraron a aclarar en el acuario de la ciudad germana de Oberhausen.
La noticia de la muerte de Paul dio la vuelta al mundo en poco tiempo.
A pulpo muerto, pulpo puesto: en Sealife están criando a Paul II. El animalito ha crecido al amparo del anonimato.
No es ningún descendiente de Paul, que vivía en castidad. Pero podrá demostrar si es digno sucesor en la próxima Eurocopa 2012.
Canales de televisión, emisoras de radio y páginas electrónicas de muchos periódicos recordaron al octópodo que predijo acertadamente todos los triunfos y fracasos de la selección alemana en Sudáfrica y la victoria española sobre Holanda en la final mundialista.
En su página oficial de Facebook (Paul die Krake), el animal dejó un último mensaje: Parece que llegó mi hora. Cuídense. Un abrazo y no me olviden. Paul.
Paul se hizo mundialmente famoso por sus infalibles vaticinios durante el Mundial de Sudáfrica 2010.
