Edgar El Tiburón Macías forma parte de esa casta de atletas, para los cuales el tiempo aparentemente no pasa, y que se niegan a dejar la competencia mientras tengan fuerzas para seguir codeándose con otros de menor edad.
A sus 40 años y con más de 30 de estar en el baloncesto, este jugador con apodo, de uno de los depredadores del mar más temidos, afirma que una de sus principales pasiones y motivación es el baloncesto y que mientras se sienta físicamente bien ''habrá tiburón para rato''.
Macías, quien actualmente participa en el Circuito de Baloncesto Superior (CBS) con el equipo Montunos del Interior, es apenas uno de los tres ''veteranos'' que intervienen en esta justa. A su nombre podríamos agregar los de Anthony Fiss y Ricardo Yearwood, también dos jugadores con muchas horas sobre el tabloncillo, que siguen dando que hacer.
Aunque no es una de las figuras titulares del elenco de los Montunos, Macías es un hombre importante en el esquema del técnico Braulio Rivas y mientras está en la banca esperando pacientemente su oportunidad para ingresar a la cancha, aprovecha para animar a sus compañeros y cuando le toca el turno lo hace con su acostumbrado ímpetu.
Caracterizado como un jugador fuerte y luchador debajo de los tableros, a la hora de disputar los rebotes, Macías ha hecho sentir sus ''aletazos'' tanto en los tabloncillos locales, como en el extranjero, ya sea como parte del seleccionado nacional o con los equipos en que ha militado.
El Tiburón Macías ha jugado prácticamente en todos los torneos de baloncesto superior que se han celebrado en Panamá desde 1979; mientras que en el extranjero ha participado en las ligas superiores o semiprofesionales de Ecuador, Colombia, Chile, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica y Honduras, entre otros.
Su vinculación al baloncesto se remonta a cuando contaba con 10 años de edad. Llegó a vestir la camiseta nacional por primera vez a los 15 años cuando Franklin El Grillo Holness lo incluyó en el equipo junto a otros jugadores como Alejandro El Indio Parks, Vicente El Gallo Duncan, Davis Peralta Jr., entre otros, para un torneo en Venezuela.
De ahí en adelante formó parte de los seleccionados nacionales, asistiendo a diferentes torneos y juegos regionales como Centroamericanos, Centroamericanos y del Caribe, y Panamericanos. Además fue parte del quinteto que representó a Panamá en el Campeonato Mundial de Baloncesto celebrado en 1986 en España.
De su paso por el baloncesto semiprofesional en el extranjero recuerda su participación en Colombia con los Caimanes de Barranquilla, equipo con el cual fue campeón durante dos temporadas, acaparando en el plano individual el título de campeón en tiros libres además de figurar entre los mejores reboteadores.
Según Macías, para ser un jugador dominante debajo de los tableros, la clave no está solo en la forma de saltar, sino en saber cómo posesionarse y usar un poco de maña, aspecto este que el Tiburón conoce a la perfección y que sabe aplicar muy bien cuando se trata de imponer respeto debajo de los tableros utilizando su cuerpo, brazos y hasta su rostro de muy pocos amigos.
Macías asegura que a lo largo de su carrera ha aprendido y sacado experiencia de una larga lista de entrenadores y jugadores, ''ya que todos los días se aprende algo nuevo''.
''Mira, por ejemplo, cuando jugué en Chile el técnico requería que yo fuera un jugador mucho más versátil en la cancha y no solo hiciera el trabajo como pívot, así que trabajé como tirador de media distancia y hasta de armador''.
Macías tiene la opinión de que una de las causas que ha influido en los últimos años para que el baloncesto panameño haya perdido cierta presencia en el ámbito internacional es la poca oportunidad que tienen los canasteros noveles se foguearse con jugadores de experiencia y categoría.
''Consideró que desde el tiempo que se comenzó a poner ciertas restricciones a la participación de jugadores de más de 30 años en las selecciones nacionales, nos hemos visto superados por otros países, inclusive del área centroamericana que antes no nos ganaban'', concluyó.
El Tiburón Macías es un corpulento jugador de 219 libras y seis pies cinco pulgadas de estatura y cuando no está en la cancha de baloncesto usted lo puede encontrar ejerciendo su labor de inspector de riesgos profesionales en la Caja de Seguro Social, institución donde tiene 20 años de estar laborando.
