Ella fue medallista de plata en los IV Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, que se desarrollaron en Panamá en 1938; y el pasado 14 de julio cumplió 100 años.
Aura Morales conserva mucha energía, su día comienza leyendo La Prensa, después hay tiempo para bailar y cantar un poco, eso sí, se acuesta muy temprano.
La bisabuela está clara en sus pensamientos, oye y ve bien, no olvida a sus amigos ni tampoco cómo fue la carrera en la que ganó su presea de plata en los 80 metros con vallas, de esto han transcurrido 82 años.

Ese día el podio fue completo de panameñas, Nola Thorne ganó el oro y Nilda Villaverde, el bronce.
Morales lo resalta entre sus recuerdos de vida de 100 años, muchos de ellos dedicados al deporte.
La medallista de plata narró que todos estaban muy felices por los Juegos y destacó que en 1938 la vida era tranquila. “Existía un tranvía y había pocas chivas”, recordó sobre la realidad panameña de ese momento.
“Cuándo me preguntaban: Aura, ¿estás lista?, yo les respondía desde hace tiempo estoy lista. Esa carrera nos llenó de orgullo porque sabíamos que nosotros íbamos a ganar y uno de esos tres puestos era mío. Sí, lo presentía”, agregó entre sonrisas.
La corredora vive con su hija más chica en Río Abajo, tiene tres hijos, 12 nietos y 9 bisnietos; sus padres y hermanos nunca se dedicaron al deporte.
Relató que estudió para profesora de Educación Física en la Universidad de Panamá y que trabajó por muchos años en la Contraloría General de la República. El día de su cumpleaños, esa institución del Estado, le rindió tributo. En su cuenta de Instagram elogió su trabajo y don de gente: “Hoy, la Contraloría General de la República extiende sus sinceras felicitaciones en su cumpleaños [...]”, decía el post.
Morales se graduó de comercio en la Escuela Profesional y de maestra en el IJA.

Entre sus anécdotas de ese entonces, recordó que se inició en el atletismo porque necesitaba ser muy rápida con sus piernas; ya que se desempeñaba en el rol de cuidadora en el baloncesto.
A ella también le gustaba ese deporte, en el que pudo conocer a Delmira Pierce, apodada el Ciclón del Caribe, otra panameña centenaria que también compitió en esos Juegos.”
“Jugábamos juntas en la Escuela Profesional, en el equipo Aura, del que fue seleccionada porque era una buena encestadora, la mejor y por eso la llamaban “el Ciclón del Caribe”, describió sobre el juego de Pierce.
La corredora de los IV Juegos, dijo que para llegar a 100 años hay que comer sano, hacer ejercicios, llevar una vida tranquila, no fumar ni tomar licor en exceso. “Orar a Dios siempre”, recomendó. “A los panameños les pido que sean moderados en todo lo que hagan en su vida. Oren y que se alimenten bien”, agregó.
Ella se levanta muy temprano para informarse –dice que es suscriptora de este diario–; que después lee la sección de deportes, sigue las noticias de los casos de los expresidentes y, por último, se entretiene haciendo la sopa de letras, todos los días.
Además, menciona que baila con su hija más chica cuando le gusta la pieza.
En cuanto al nuevo coronavirus que azota al mundo, le recomendó a las autoridades una cuarentena más larga.

Habló sobre el tema de la preparación y el apoyo que recibía el deportista. Destacó que en su época no daban nada, y rememoró que les entregaron los zapatos de correr y la ropa, un día antes de la competencia.
Elogió el trabajo de Julián Rivera, al que le atribuye que “muchos panameños ganaron medallas en esos Juegos”. “Competimos por Panamá, no había dinero, no nos daban el pasaje o uniformes para las prácticas”.
Aura estuvo el 5 de febrero en la inauguración de los IV Juegos, primer evento deportivo de importancia en Panamá, que se realizó en el Estadio Olímpico (hoy conocido como Estadio Juan Demóstenes Arosemena). “Todo el estadio estaba limpio, bonito, ordenado y lleno de panameños y de [personas de] otros países”, dijo.
Además del estadio Olímpico, se construyó la piscina Adán Gordón. Un total de mil 325 atletas de 14 países compitieron en 10 deportes, incluyendo el frontenis como deporte de exhibición.
En esta competencia regional, Panamá consiguió 24 medallas de oro. En total Panamá obtuvo 66 medallas, 22 más de plata y otras 20 de bronce, que completaron el balance, una de las mejores actuaciones en esta cita regional.
Se reporta que para la cita de 1938 no se utilizó una Villa Olímpica y en su lugar se adecuaron recintos escolares para albergar a los visitantes. El centro educativo Manuel Guerrero y la escuela República de Venezuela fueron sedes para los atletas varones; mientras que las damas fueron hospedadas en la Escuela Normal de Institutoras y la Escuela Profesional de Señoritas.

