OPINIÓN
La figura del veterano Andrea Pirlo se mantiene aún viva en las retinas, a pocas horas de la final de la Eurocopa 2012 en Kiev. Entre las muchas luminarias europeas que desfilaron por el torneo, la presencia del volante italiano es la que se ha robado las miradas.
Cuando muchos tenían las expectativas puestas en otros jugadores surgió la estampa del diminuto jugador de la Juventus, que busca con Italia cerrar con broche de oro una temporada especial en la que ya salió campeón con la Vecchia Signora.
Sus 33 años no han sido impedimento para hacerle frente a un duro torneo, en el que a leguas se ha notado el cansancio de algunos jugadores por la tediosa temporada europea, que en esta oportunidad se remata con la Eurocopa.
Históricamente Italia siempre nos ha sorprendido con este tipo de jugadores pasados de los 30 años, son contados y muy especiales, que se rejuvenecen cuando visten la camiseta azurra, su talento se mantiene y aparecen como líderes; Pirlo es uno de los integrantes de esa legión de jugadores renacentistas del seleccionado transalpino.
Mañana Italia espera arrebatarle el reinado al seleccionado de España en la final de la Eurocopa 2012 de la mano de Pirlo, futbolista que tal vez antes de que se diera el pitazo inicial era considerado uno más, hoy es uno de los íconos de este torneo y uno de los más opcionados para terminar como el mejor jugador del certamen siempre y cuando España se lo permita, pero independientemente de que se gane o se pierda, Pirlo ya tiene un lugar entre los mejores de este torneo.
Italia espera sacar partida de una selección española que ha sido víctima del desgaste de una difícil temporada, que hoy le pasa la factura a los jugadores del Barcelona y Real Madrid, principalmente.
Los italianos han sorprendido con un fútbol de mayor profundidad, que hace que el marco rival se vea más nítido, el jueves dieron cátedra ante una Alemania que se perfilaba como una de las favoritas del torneo, y parte de ello se debió gracias a Pirlo, que desde la media cancha impuso su autoridad, dándole orden y profundidad a una selección azurra que mañana sueña en coronarse.