La Eurocámara y el Parlamento ucraniano ratificaron ayer el acuerdo de asociación, un pacto “histórico” con el que la Unión Europea busca anclar a Kiev bajo su órbita y que irrita a Moscú.
El pacto es el mismo que había renunciado a firmar el presidente ucraniano Viktor Yanukovich en noviembre pasado, optando en cambio por estrechar sus lazos con Rusia. Ese vuelco provocó una ola de protestas que condujeron en febrero a la destitución del mandatario por el parlamento, la secesión de Crimea en marzo y una guerra civil entre Kiev y las repúblicas autoproclamadas del este de Ucrania. El acuerdo permite anclar Ucrania a la UE sin definir una fecha cercana de adhesión.
Según el texto “la UE reconoce las aspiraciones europeas de Ucrania y saluda su elección de Europa, incluso su compromiso de construir una democracia profunda y duradera, y una economía de mercado”.
Calificado de “innovador y ambicioso” por la Comisión Europea, que lo ha negociado desde 2007, el acuerdo crea el marco de una cooperación amplia en numerosos sectores: energía, justicia, política exterior, visados o cultura.
En contrapartida Ucrania debe comprometerse a respetar el Estado de derecho y la lucha contra la corrupción, así como emprender profundas reformas que podrían ser social y políticamente difíciles. El acuerdo incluye importantes capítulos relativos a los intercambios comerciales que tienen por objetivo crear un área de libre comercio.
Estos capítulos, reagrupados bajo la carátula “Deep and Comprehensive Free Trade Area (DCFTA)”, ofrecerá a Ucrania “un marco de trabajo para modernizar sus relaciones comerciales y desarrollo económico abriendo su mercado a través de la reducción progresiva de tarifas y cuotas aduaneras”.
Supone también “la armonización extensiva de la legislación, las normas y las regulaciones en varios sectores, lo que creará las condiciones para alinear esos sectores clave de la economía ucraniana a los estándares de la UE”.
