De Washington a Oslo, los bancos centrales están teniendo en cuenta la aceleración de los precios de los activos para evitar los errores en materia de política monetaria que inflaron dos burbujas especulativas en 10 años y condujeron a la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Al mes de haber advertido de que los precios de las propiedades están subiendo “probablemente de manera excesiva”, el gobernador del Norges Bank, Svein Gjedrem, se dispone a subir las tasas de interés el 28 de octubre. El gobernador del Banco de la Reserva de Australia, Glenn Stevens, dio el encarecimiento de los inmuebles como una razón para subir las tasas de interés hace tres semanas.
En la Reserva Federal de Estados Unidos, los ayudantes del presidente Ben S. Bernanke están examinando si las alzas recientes de los precios de los activos y la contracción de los márgenes crediticios se justifican.
La cautela quizá anuncie lo que la casa de bolsa neoyorquina Morgan Stanley llama una “nueva era” en que los bancos centrales prestan más atención a los precios de los activos al establecer la política monetaria y las normas financieras, en vez de concentrarse tan solo en la inflación de los precios al consumidor.
El cambio ofrece una razón para comprar las monedas de Noruega y Australia, los primeros países en tomar tales medidas, en tanto Stuart Thomson, gestor de fondos de Ignis Asset Management en la ciudad escocesa de Glasgow, dice que los inversionistas deberían ser cautelosos en lo que se refiere a la compra de activos en alza, ya sean acciones o materias primas.
Los bancos centrales “se pondrán muy recelosos conforme los precios de inmuebles y acciones empiecen a dispararse”, dijo Stephen Cecchetti, director de la división monetaria y económica del banco con oficinas centrales en la ciudad suiza de Basilea. Todo intento de contener los precios de los activos tendría por meta evitar la repetición de los dos últimos ciclos económicos, cuando las bajas tasas de interés y una normativa poco estricta contribuyeron al auge y luego el derrumbe de las acciones de las compañías tecnológicas y los mercados de vivienda.
