El que quiere puede. Más que una frase,estas palabras se conviertieron en un lema para Landy Guillén, un empresario de 27 años, que busca transformar el agua de pipa en el Gatorade panameño.
Un buen día Landy observó a un chichero, que vendía agua de pipa en plena calle. Fue entonces cuando germinó una idea y nació una nueva marca: Palms, el agua de pipa natural de Panamá.
Landy nunca quiso ser un asalariado. Y en buen panameño se la jugó. Puso sus ahorros en un sueño y obtuvo un capital de 35 mil dólares para dar inicio a una empresa artesanal.
Si hay algo que caracteriza a Panamá es el calor tropical y la gran cantidad de palmeras repletas de cocos, que Landy y sus socios compran en grandes cantidades a productores chiricanos para extraer su agua, procesarla, embotellarla y venderla.
¡Quién no disfruta el agua de pipa fría, en un caluroso día! Y mejor si se puede transportar fácilmente y guardarla hasta por 15 días en nuestro refrigerador.
Con esta explicación, el joven empresario describe la clave de un negocio prometedor, que ahora busca traspasar las fronteras locales para que el agua de pipa panameña llegue a Estados Unidos, Europa y el Caribe.
Bien lo dice Gloriela Carbón, socia de Landy: cuántos años tiene de existir la pipa y en Panamá a nadie se le había ocurrido antes envasarla y venderla.
Las aguas de pipa Palms ya están en algunos supermercados, tiendas de conveniencia, farmacias, hospitales, gimnasios y hasta en Felipe Motta. Botellas y botellas de agua de pipa para todo aquel que quiera refrescarse con un producto nacional, más barato que un Gatorade.

