OPINIÓN. Al analizar la propuesta de ampliación del Canal veo con preocupación una contradicción muy elemental. El planteamiento de la "necesidad" de hacer una expansión a corto plazo mezclado con la "necesidad" de hacer un negocio más rentable. Bajo el supuesto de que existiese una "necesidad" de ampliar, está implícita la posibilidad de perder nuestra competitividad por la insuficiencia en la capacidad de tránsito de más barcos cuando el mercado así lo exija. Para poder asumir que se pueden ajustar las tarifas a voluntad se implica que el Canal es un monopolio natural.
De no serlo, habría que hacer un análisis muy profundo de la competencia y la elasticidad de las tarifas en la demanda de tal manera que como cualquier otro negocio, al subir el precio de los servicios a cierto punto, la demanda disminuye. Si el Canal no fuese un monopolio natural, no tendría sentido asumir un riesgo de tal inversión. ¿Quiénes son los que realmente se benefician de que se haga una expansión en este momento? Seguramente las navieras que gozarán de un mejor servicio, los prestamistas del dinero que ganarán intereses y tal vez control sobre las decisiones económicas y políticas de nuestro pequeño país, los que ganen las licitaciones para construir la ampliación y los panameños que sean contratados por el tiempo que dure la ampliación.
Las navieras le pasaran el sobre costo a sus clientes de carga, quienes a su vez se lo pasarán a sus clientes de productos. Ampliar en este momento es aumentar la deuda en un proyecto innecesario. Es aumentar el riesgo económico a un país que no ha podido desde hace 40 años disminuir su deuda externa. Realizar este proyecto es convertir a Panamá en una servidumbre internacional sin considerar el bienestar de los panameños como la prioridad de cualquier decisión sobre este patrimonio.
En mi concepto endeudarnos para ampliar el Canal es un error que no nos podemos dar el lujo de cometer, es entregar la única alternativa a corto plazo de salir del subdesarrollo, es claudicar ante quienes han manejado nuestra macro economía desde un escritorio en el norte.
El autor es ex ingeniero naval del Canal
