El anuncio de que Halliburton, la empresa de servicios petroleros de Houston, estaba mudando sus oficinas centrales a Dubai puede haber sorprendido a muchos. Pero, para los habitantes de Dubai, eso simplemente ratificó décadas de un duro trabajo.
Debido a que en Dubai existen escasas reservas petroleras, la familia gobernante de ese estado, la Maktoum, decidió hace mucho que el futuro residía en servir como el eje comercial del Medio Oriente árabe.
Con ese fin, la familia, conducida por el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, un multimillonario conocido como el "director general de Dubai", ha invertido en la infraestructura de una economía moderna.
Las autoridades del emirato han construido un puerto de primera clase, aeropuerto y aerolínea, creado en zonas de empresas levemente reguladas para fomentar el desarrollo de nuevas industrias y atraer a firmas extranjeras; y gastado en una serie de edificios, desde el Burj al Arab, el hotel más alto del mundo, hasta una pista interna de esquí que está enfriada a cero grados centígrados.
"El jeque Mohammed ha sido un real visionario", dice Todd Millay, director ejecutivo de Wharton Global Family Alliance. "La decisión más grande que ha hecho es crear una economía verdaderamente libre".
La actitud del jeque Mohammed se extiende a las normas sociales que han causado tanta angustia en lugares como Arabia Saudita e Irán. Aunque la población autóctona de Dubai es abrumadoramente musulmana, los expatriados y visitantes pueden comprar bebidas alcohólicas en los restaurantes y los bares, y las mujeres occidentales no tienen que usar pañuelos en la cabeza ni velos.
La mezcla de infraestructura, libertad económica y tolerancia está redituando frutos. Varias multinacionales, incluyendo General Electric (GE) y AT&T, han elegido Dubai como su base en el Medio Oriente.
Un emirato de expatriados
El emirato también está siendo impulsado por los altos precios del petróleo. Parte del dinero se vuelca en el área del Golfo Pérsico. Tranquila desde hace bastante tiempo, Dubai da la bienvenida a los extranjeros. Los expatriados comprenden alrededor del 80% de su población de 1.3 millón de habitantes.
"Todo el mundo en la región tiene interés en que Dubai sea un eje comercial", dice Mauro Guillén, profesor de administración en Wharton. "Las elites en todos esos países quieren un refugio donde puedan poner su dinero y reunirse".
Dubai, que es uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, ha servido por siglos como una encrucijada comercial en el Medio Oriente. Fue un protectorado británico durante la mayor parte del siglo XX: ganó su independencia en 1971.
Durante la década de 1970, el padre del jeque Mohammed comprendió que, para continuar jugando un rol central en el comercio de la región, su emirato necesitaba un moderno puerto para contenedores. A fin de construirlo pidió mucho prestado, y su apuesta rindió frutos. El puerto de Dubai es uno de los más importantes del mundo en volumen de contenedores. Y su administrador, DP World, es uno de los principales operadores de carga del mundo.
El petróleo fue descubierto en Dubai unos pocos años antes de que el país se independizara de Gran Bretaña, y condujo a una gran acumulación de riqueza. Pero hace mucho tiempo que Dubai se ha librado de la dependencia del crudo. Actualmente, solamente el 5% del producto bruto interno del emirato proviene del petróleo y se espera que las reservas desaparezcan alrededor de 2010. Aun así, Dubai se beneficia de la actividad económica que generan las riquezas del petróleo en el resto de la región. Muchos empleados de empresas energéticas operan desde Dubai, y millonarios de otros países del Golfo Pérsico gastan e invierten dinero allí.
El origen del ‘boom’
Esas inversiones han fomentado el verdadero boom de la Dubai actual: los bienes raíces. Dubai ha hecho de la construcción una parte central de su estrategia de mercado. En este momento, el edificio más alto del mundo, Burj Dubai, se está elevando al lado del centro comercial más grande del mundo. Otro hotel, incluso más grande que el Burj al Arab, está siendo planeado como parte de un nuevo complejo vacacional que incluirá 31 hoteles con más de 29 mil habitaciones.
Frente a la costa de Dubai, están las islas más grandes del mundo construidas por el hombre con la forma de palmeras gigantescas. Pronto se le unirán 300 islas más, moldeadas como continentes e islas en un mapa del mundo.
Según el volumen Yearbook of the United Arab Emirates, entre 2000 y 2005, "la cantidad de edificios residenciales en Dubai aumentó en más de un 42%, pasando de 56 mil a 79 mil edificios. Esto comparado con un modesto crecimiento de edificios residenciales de 6.7% en los cinco años previos".
Detrás de los opulentos edificios se halla la igualmente importante, aun cuando más mundana, infraestructura burocrática del país. Eso incluye sus zonas francas. Las zonas tratan de remover las usuales barreras que desalientan a las multinacionales para establecer operaciones en un país en desarrollo como Dubai.
los Desafíos
El crecimiento a esta escala trae una serie de desafíos y preocupaciones. Tal vez el principal es el boom de bienes raíces, que podría colapsar, dice Guillén. El otro desafío está en el tráfico, el cual, como la construcción, ha adquirido proporciones similares a las de Manhattan.
Una caída grande en los precios del petróleo también puede afectar al país, ya que podría reducir los gastos de los ciudadanos y de las empresas de otros estados del Golfo Pérsico, como también de las firmas occidentales que hacen negocios con ellos.
Pero David Butter, editor de negocios de la publicación Economist Intelligence Unit, dice que Dubai ha diversificado lo suficiente su economía como para continuar prosperando.
Servicio de The New York Time Syndicate

