OPINIÓN. Warren Buffett una vez describió la compra especulativa de derivados de crédito (credit default swaps o CDS) como “Armas Financieras de Destrucción Masiva”.
Siendo testigos de una caída en la bolsa de más de 2 mil puntos en 10 días, debido a la crisis financiera y su evidente contagio global, es fácil entender por qué lo llaman el “Oráculo de Omaha”.Los CDS son como un seguro contra un mal préstamo, en donde un banco comprador paga una tarifa mensual por ser protegido ante la incapacidad de pago. Este jueves (día que la bolsa cayó casi 700 puntos) asistí a un Foro Económico organizado por la “Alianza por el Cambio” (Cambio Democrático y Unión Patriótica).
A través de expositores de lujo (Roberto Brenes, Delia Cárdenas, Dulcidio de la Guardia e Irene Giménez), se nos explicó la génesis de la crisis financiera en Estados Unidos (EU) y su impacto en Panamá.Dulcidio de la Guardia acertadamente comparó la actual crisis con la debacle de “Ahorro y Crédito” (Savings & Loans) de los años 80 y no con la depresión de 1929. En una gráfica muy ilustrativa, del nivel de reservas de los bancos de EU en los últimos 30 años, se puede notar claramente esta similitud. Luego de esta crisis se inició una reforma que llevó a que las reservas de los bancos empezaran a subir y llegarán a su nivel más alto 10 años más tarde.
Según Dulcidio, el acuerdo Basilea ha tenido mucho que ver con que las reservas de los bancos hubieran bajado luego a los niveles que existían en los años previos a la crisis de los 80 y que permitió que instituciones como Lehman Brothers estuvieran apalancadas entre 30 y 40 veces.Roberto Brenes explicó cómo Panamá no puede estar ajena a esta crisis, a pesar de que Delia Cárdenas indicara que los bancos locales son mucho más conservadores y exigentes al otorgar créditos.
Para Brenes, el extranjero que venía a retirarse a Boquete y vea ahora que su 401K vale una fracción de lo que valía hace 2 meses, llegará a la conclusión de que no se puede retirar todavía y que por los requerimientos de liquidez necesite pedir su dinero de vuelta de sus inversiones inmobiliarias. Esto puede exacerbar la desaceleración que ya se viene sintiendo en el sector inmobiliario. Y también obligará a la banca local a depender de los locales para capitalizarse y no tanto de las inversiones en el extranjero.Para Irene Giménez no hay una crisis de liquidez sino los efectos de tener demasiada liquidez tras haber mantenido las tasas de interés bajas y hasta negativas por tantos años.
Un ambiente de tasas de interés bajas incita a que se gaste y que no se ahorre nada.Todos coincidieron en que en los años venideros va a haber mucha competencia por la inversión extranjera y que por ello se debe desregular el Estado, aminorar el gasto estatal y ahorrar para poder invertir en los años de vacas flacas.
El autor es asesor financiero
