Diez años de crecimiento sin pausa y sin señales de agotamiento. Así resumió el economista jefe del Deutsche Bank, Norbert Walter, su reciente viaje por Asia.
El mayor continente del mundo, donde viven tres quintas partes de la población mundial, se desarrolla a un ritmo frenético.
Los motores del crecimiento son India y China. Sobre todo el coloso chino se hace notar en todo el mundo, como mercado para los países más ricos y como inversor para los más pobres.
El Banco de Desarrollo Asiático acaba de elevar su pronóstico de crecimiento para la región entre India y China, desde las repúblicas centroasiáticas hasta los archipiélagos del Mar del Sur, del 7.6 al 8.3% para este año.
China y la India, que reúnen el 55% de la actividad económica de la región, crecen como no lo hacían desde hace más de 13 años.
Para no desaparecer entre ambos gigantes, los 10 países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) decidieron en su última cumbre la creación de un mercado común hasta el año 2015.
"La Asean está en una posición excepcional para convertirse en el centro regional de la integración económica de toda Asia", dice el presidente del Banco de Desarrollo Asiático, Haruhiko Kuroda, en Singapur.
De momento, China es protagonista, y eso se nota no sólo en los millones de motocicletas y electrodomésticos baratos "made in China". Beijing invierte en el extranjero desde 1999.
Unas 10 mil de sus empresas habían invertido 73 mil 300 millones de dólares a fines de 2006 en 160 países, afirma el viceministro de Comercio Wei Jianguo.
Las inversiones directas en el extranjero sumaron 7 mil 800 millones de dólares en la primera mitad del año, 21% más que en el mismo periodo del año anterior.
China es sobre todo en los países pobres -y comunistas- de la ASEAN y en la dictadura militar de Myanmar un motor de crecimiento.
En Laos, más de la mitad de las inversiones provienen de China. En la ex Birmania, China negocia una multimillonaria inversión en un gasoducto desde su provincia de Yonnan hasta el puerto de Sittwe.
Frente a la costa, Myanmar acaba de inaugurar el nuevo campo gasífero de Sittwe.
China ha recibido duras críticas por sus negocios en Myanmar después de la represión militar contra los monjes budistas.
Pero para Beijing, el principio de no intervención vale también para sus socios.
