SINGAPUR (REUTERS). -Hace seis años, cuando una oleada de ventas de monedas marcó el inicio de la crisis económica de Asia, China contribuyó a que la demanda en la región se recuperara, al no seguir el ejemplo de sus vecinos y devaluar, lo que le ganó elogios.
Desde hace unos días, en un giro irónico, los bancos centrales de Asia están tratando de evitar que sus monedas sigan subiendo, en lugar de frenar caídas. Pero una cosa no ha cambiado: el papel fundamental de China en la ecuación económica.
Si Pekín cede a la presión a favor de la revaluación y libera su moneda, otros probablemente la seguirían, dicen economistas. Pero si China se mantiene firme, crece el riesgo de que sus vecinos se aferren demasiado tiempo a tipos de cambio inapropiados, como lo hicieron en 1997.
Jim Walker, jefe de economistas de CLSA Emerging Markets en Hong Kong, teme que Tailandia y Malasia -entre otros- ya estén haciendo precisamente eso.
"La señal que envía en términos de política es desafortunadamente clara desde mi punto de vista: que algunas de las lecciones de los errores del pasado no han sido muy bien aprendidas", dijo.
Por supuesto, las diferencias entre el antes y el ahora son notorias. Una súbita huida de capital especulativo en 1997 llevó a una cascada de devaluaciones, iniciando con el baht tailandés el 2 de julio, que causó una drástica alza en las tasas de interés y sumió a la mayor parte de Asia en la recesión.
Ahora, tardan más tiempo en sentirse las repercusiones de una gran entrada de dinero proveniente del extranjero, en cuanto a hacer subir los precios de las acciones, las propiedades y los salarios. En el caso de Tailandia, que la semana pasada recortó las tasas de interés en medio punto porcentual para aliviar la presión al alza sobre el baht, Walker dijo que una burbuja inflacionaria no debería formarse por dos o tres años. La inversión, después de todo, todavía se está recuperando de la caída posterior a la crisis y la inflación está cercana a cero. Sin embargo, el experto dijo que Tailandia podría contrarrestar la acumulación de desequilibrios.
