El “banco malo” de España, encargado de gestionar los activos inmobiliarios tóxicos de entidades financieras, comenzó ayer con aportaciones de la gran banca, excepto el BBVA, que decidió mantenerse al margen.
La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), como se llama oficialmente el “banco malo”, se constituyó con $1,080 millones de capital.
De ellos, $562 millones proceden de cinco grandes bancos españoles –Santander, Caixabank, Banco Sabadell, Popular y Kutxabank– y los 397 restantes del fondo de rescate español FROB.
En los próximos días, tanto las cinco entidades privadas como el FROB aumentarán sus aportaciones mediante emisión de deuda.
El “banco malo” es una de las condiciones que el Eurogrupo fijó para aprobar en junio un rescate de hasta $130 millones para la banca española en problemas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Su objetivo es absorber los activos inmobiliarios –y luego venderlos– de las entidades con ayudas para sanear su balance.