De los más de 200 bancos privados de Suiza que administran dinero de refugiados ricos, Bank Sarasin & Cie. se destaca por la promesa a los clientes de que su política de inversión de responsabilidad social impide la compra de bonos del Tesoro porque Estados Unidos permite que los criminales sean sentenciados a muerte.
“La ética no es la misma en todas partes y puede verse diferente desde Alemania, Estados Unidos o Suiza”, dijo Benedikt Gratzl, portavoz de Sarasin, fundado en Basilea en 1841.
En tanto Pictet & Cie. y Lombard Odier, pilares del sector financiero de Ginebra, también promueven los llamados fondos socialmente responsables, Sarasin representó más de 20% del mercado suizo de 20 mil 900 millones de francos (19 mil 600 millones de dólares) de inversiones éticas el año pasado, según datos compilados por la asesora de inversiones onValues Ltd. de Zurich.
Que un banco suizo se promueva a sí mismo como ético al punto de evitar comprar deuda de la mayor economía del mundo por la pena de muerte está causando enojo en países donde pagar los impuestos es el acto socialmente más responsable que pueda hacer un ciudadano.
