Bolivia se encuentra al borde de la crisis energética por el estancamiento de su producción de gas, ocasionada en buena medida por la nacionalización de los hidrocarburos del año pasado, según un informe publicado por el diario La Razón.
En un suplemento sobre el tema energético, se señala que Bolivia necesitará de grandes inversiones en los próximos años para despejar la crisis, y que, aún así, no podrá cumplir con Argentina y sólo podrá hacerlo a duras penas con Brasil.
En Tarija, el departamento que concentra el 87% de las reservas bolivianas de gas --las segundas de Sudamérica-- las quejas crecen hacia el gobierno. El prefecto (gobernador) de la región, el opositor Mario Cossío señaló que por falta de inversiones en desarrollo de campos y la construcción de gasoductos internos, la ciudad capital se acerca a "un colapso energético".
"Lamentablemente, no se tomaron previsiones y resulta que hoy estamos con una crisis a puertas que nos ha obligado a alquilar los equipos para generar energía eléctrica con diésel, una contradicción absoluta"', dijo Cossío en alusión a que Bolivia, gracias a Tarija, es un país gasífero y que, en cambio, importa diésel.
Al respecto, el especialista Francesco Zaratti, sostiene que en buena medida el problema responde a que el decreto de nacionalización del presidente Evo Morales, de mayo de 2006, ha ahuyentado nuevas inversiones y ha refundado a una empresa estatal del sector a la que le falta competencia. "Lo único que le sobra es ideología. El modelo estatista del actual gobierno no es el mejor aliciente para atraer inversiones", indicó Zaratti.
Agregó que las inversiones habían empezado a mostrarse esquivas después de la revuelta de octubre de 2003, contra la exportación de gas a Norteamérica por un puerto chileno, pero que se agudizó con la llamada nacionalización.
