La tasa del “Bund”, el bono alemán a diez años, referencia en el mercado de obligaciones y valor refugio para los inversores, pasó ayer por primera vez en su historia a valores negativos.
La caída es la consecuencia de las políticas acomodaticias de los bancos centrales y de la incertidumbre por el referéndum del 23 de junio, que podría llevar al Reino Unido a abandonar la Unión Europea (UE).
La tasa negativa significa que los inversores que hoy compran deuda pública alemana a diez años tendrán que pagar si conservan el bono hasta su fecha de vencimiento; es decir, perderán dinero.
La deuda pública de Suiza y Japón ya había alcanzado tasas negativas, pero el caso de Alemania es significativo porque se trata de la primera economía europea y porque el “Bund” es una referencia para fijar la prima de riesgo.
Esta prima, que sirve para calcular el riesgo de la deuda soberana y también de las empresas, se calcula midiendo la diferencia respecto al bono alemán. Cuanto menor sea esa diferencia (spread) más segura se considera la inversión.
El bono alemán cayó a estos niveles de 0 desde el 0.63% al que cotizaban al cierre de 2015.
