El Gobierno de Brasil anunciará un importante congelamiento de gastos destinado a convencer a los inversores de que la presidenta Dilma Rousseff está comprometida con preservar la calificación de grado de inversión de su país.
El Gobierno bloqueará cerca de 23 mil 20 millones de dólares en gasto no obligatorio, dijo una fuente gubernamental familiarizada con la decisión.
La fuente pidió hablar bajo anonimato porque no está autorizada a comunicarse con la prensa.
La cifra se alinearía con las expectativas del mercado y sería la mayor desde que asumió Rousseff en 2011.
La mayoría de los analistas cree que no alcanzará para cumplir la meta fiscal brasileña del 1.2% del producto interno bruto.
El bloqueo de gastos, que es un ejercicio anual destinado a mostrar disciplina fiscal, fue de $14 mil 251 millones el año pasado, y antes de eso variaba entre $12 mil 956 millones y $17 mil 814 millones.
Un responsable del Ministerio de Finanzas no pudo ser contactado inmediatamente para hacer comentarios.
Rousseff, quien ganó la reelección en octubre tras una carrera ajustada, elevó los impuestos en muchas categorías, desde los cosméticos hasta las importaciones, pasando por los ingresos financieros, para recuperar la fe de los inversores que temen sobre un país que hasta hace poco era visto como una estrella de las mercados emergentes.
El Gobierno elevó los impuestos a los ingresos de los bancos a 20% desde 15% para complementar las restricciones de los gastos, a pesar de las preocupaciones de que las alícuotas más altas podrían empeorar una recesión prevista. “Ellos están en una posición muy difícil porque no tienen mucha flexibilidad”, dijo Cristian Maggio, jefe de estrategia de mercados emergentes de Securities en Londres.

