Cadillac hizo tantas cosas por el mundo de la moda y las artes durante al año pasado, al punto que mi editor me prohibió escribir sobre cualquier nueva iniciativa. “Demasiado de lo mismo”, me dijo y yo entendí.
Ahora Cadillac ofrece algo casi tan adictivo como la moda: la cafeína. La última propuesta, llamada Cadillac House, es una boutique de venta de café al por menor con una galería de arte que incluye un aroma hecho a la medida. No se ría: en estos días uno puede usar esas palabras para describir muchos barrios de Brooklyn.
El espacio de 1,115 metros cuadrados está ubicado en la planta baja de la oficina de Nueva York de la compañía y se abrió al público el 2 de junio. Cadillac anunció que ha trabajado en esta iniciativa de varios millones de dólares durante los últimos 18 meses. Es un concepto potencialmente complicado. La idea de tomar una taza de café en un lugar tan rebuscado como un concesionario de automóviles no se ve bien y ni siquiera está cerca de ofrecer a los clientes una sensación de lujo. El año pasado, Infiniti debutó con el MoFAD, el Museo de la Comida y la Bebida, con mucho menos fanfarria.
El propósito de este nuevo espacio no es la venta de automóviles. En esta ocasión Caddy convenció a algunos respetados referentes de la moda para que el proyecto fuera algo más que un lugar: Visionaire, empresa creativa y revista de igual nombre, curará una exhibición trimestral en Cadillac House; la marca de moda Timo Weiland venderá ropa en una tienda temporal. Y Joe Coffee de Nueva York proporcionará los granos de café.“
La fundadora de Visionaire, Cecilia Dean, dijo que le gusta la idea de tomar café y mirar obras de arte en Cadillac. Es riesgoso, así que podría funcionar.
