Revitalizar económicamente el Casco Antiguo de Panamá, tal como se hizo en
el Viejo San Juan de Puerto Rico, es una "oportunidad extraordinaria" y viable porque es un hermoso abanico arquitectónico que puede ser explotado.
Pero dicha revitalización solo será una realidad con la participación del Gobierno, el sector privado y la sociedad civil, incluyendo las universidades y hasta los actuales residentes del área.
Así se resumen los planteamientos que Manuel Torres Márquez -catedrático de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y experto en la revitalización integral de 43 centros históricos- hizo recientemente sobre el Casco Viejo de Panamá.
Torres señaló algunos aspectos que Panamá puede tomar en cuenta para la revitalización integral de su centro histórico, siguiendo como modelo la experiencia del Viejo San Juan.
El catedrático de la UNESCO expuso sus planteamientos sobre el tema en el
seminario taller "El Viejo San Juan: centro histórico y destino turístico", organizado por la Oficina del Casco Antiguo de la ciudad de Panamá.
No cabe duda de que la rehabilitación del Casco Antiguo producirá beneficios económicos, especialmente al área metropolitana del país, pero ¿cómo hacer que ese proyecto se convierta en una realidad que beneficie al pueblo panameño?
Según Torres, los panameños "van a tener que utilizar toda su creatividad para lograr lo que tienen que hacer, y el camino es la concertación; no pueden ser excluyentes". Ello dará las bases para que los organismos internacionales den mayor apoyo financiero a Panamá.
El apoyo financiero es básico porque en el proyecto del Viejo San Juan la inversión fue multibillonaria, dijo.
Una solución clave para que el proyecto panameño se desarrolle es la creación de una organización cuasi-gubernamental en la que el Gobierno no pueda intervenir.
La idea es que dicha organización cuente con jurisdicción propia, a cargo de una dirección nombrada por un período de diez años, para combatir el posible "trampolín político" que pueda atrasar el proyecto.
El Viejo San Juan no es una ciudad muerta sino un casco histórico vivo. Y es
que se ha aprovechado la riqueza histórica y cultural del lugar para convertirlo en un sitio donde se realizan múltiples funciones.
Una buena parte de los turistas que visitan la isla de San Juan son adultos mayores o de la tercera edad, porque en el lugar se tiene una "plataforma de servicios" -incluyendo de salud- que le brindan confianza a los visitantes.
"Hay toda una actividad en el Centro Histórico": comercial, cultural, académica, entre otras. Eso es lo que contribuye a mantener "vivo" al Viejo San Juan, dijo Torres.
Según comenta el catedrático de la UNESCO, un punto importante es la reglamentación de la micro empresa. Por ejemplo: se reglamentó la actividad de los vendedores ambulantes y se diseñaron parques vehiculares.
En un centro histórico se debe reglamentar el tránsito vehicular, porque el tipo de vehículos y su paso constante deteriora las calles o afecta las estructuras históricas.
También, se habilitaron distintos tipos de museos, restaurantes y lugares de encuentro para las familias en los que, además, se tienen ventas de artesanías y presentaciones de bailes.
Manuel Torres Márquez lo advirtió: "La UNESCO es cada vez más rigurosa en las declaratorias de Patrimonio de la Humanidad". Eso significa que si con el pasar de los años Panamá no da signos de mejorar el Casco Antiguo, podrían quitarle la declaratoria al lugar.
Es por ello que los panameños deben "trabajar para demostrar no solamente que había valor patrimonial aquí, sino que el Panamá de hoy reconoce ese valor patrimonial y su memoria histórica", puntualizó Torres.
