El gobierno de Nicaragua señaló que la crisis energética que afronta este país no tiene salida a corto plazo y que mientras tanto hay que seguir ahorrando energía eléctrica.
El ministro nicaragüense de Hacienda y Crédito Público, Mario Arana, en este sentido dijo a la prensa que el gobierno evaluará la próxima semana si continuará vigente la reducción de la jornada laboral en la administración pública impuesta desde el 6 de julio pasado.
Arana indicó que el problema "coyuntural" del racionamiento de energía desde abril pasado prácticamente se ha solucionado, tras normalizarse la producción de una planta hidroeléctrica con la estabilización del nivel del agua del lago de Apanás.
El ministro recordó que la reducción de la jornada laboral en el Estado a siete horas se anunció para quince días, pero a lo mejor ya no habrá necesidad de mantenerla.
"No hay salida a corto plazo (a la crisis energética) y ante eso las empresas deben buscar eficiencia energética y los consumidores ahorrar, porque de otra forma lo que vamos a ver es un incremento en la factura petrolera", advirtió Arana.
Arana habló a los periodistas después de acompañar al presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, a un encuentro con los líderes de las cámaras que forman el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP).
Alternativas
Por su lado, Bolaños señaló que la crisis energética no se solucionará a no ser que Venezuela baje el precio del crudo que vende a este país.
Reiteró que en agosto de 2002 la Asamblea Nacional nicaragüense aprobó una ley para prohibir el uso del agua por empresas privadas para generar energía eléctrica, y que sólo el Estado podía hacerlo.
Recalcó que el Estado no dispone de más de 400 millones de dólares para construir plantas hidroeléctricas.
Bolaños agregó que en julio de 2003 el Parlamento aprobó una ley para permitir que empresas privadas pudieran construir plantas de cinco megavatios, en lo que nadie quiso invertir.
Señaló que siguió haciendo gestiones y entonces el Parlamento aprobó una ley para permitir construir plantas de hasta 30 megavatios, lo que es poco para la demanda del país.
El presidente del Cosep, Erwin Kruger, por su lado, enfatizó que los precios de los combustibles son altos, van para arriba y no dejan de subir, lo que afecta al transporte y la energía.
