Perú declaró ayer desierta por falta de postores la subasta del complejo metalúrgico de La Oroya, en la primera ronda de tres ofertas de venta con las que busca que la planta vuelva a operar tras haber paralizado hace años por millonarias deudas.
El gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski había flexibilizado en junio los estándares ambientales para atraer inversores, que consideraban rígidas las reglas de calidad del aire y agua. Sin embargo, ninguna de las firmas que habían comprado las bases para la subasta presentó una oferta por la planta metalúrgica La Oroya y su pequeña mina de cobre, que tenían como precio base 271.27 millones de dólares, dijeron representantes del proceso.
Pablo Peschiera, director general de la firma Dirige, encargada de encontrar un nuevo operador para La Oroya, dijo a periodistas que hay interés de inversionistas en la venta del complejo, pero se excusó de identificar a las empresas. El ejecutivo dijo que se programó para el 17 de julio una segunda subasta del complejo.
