En agosto de 2012, durante una visita a Canadá, la canciller alemana Angela Merkel despejó las dudas sobre su apoyo a Mario Draghi y las promesas del jefe del Banco Central Europeo (BCE), hechas unas semanas antes, de que haría lo que fuera necesario para preservar el euro.
La promesa del italiano fue recibida con un aluvión de críticas en Alemania. Sin embargo, Merkel dijo a los periodistas reunidos en el Parlamento canadiense en Ottawa que las declaraciones de Draghi estaban totalmente de acuerdo con su propia visión de la crisis.
Sus comentarios ayudaron a convencer a los mercados de que Draghi tenía el apoyo político para respaldar sus palabras con acciones audaces, calmando los temores de que se produjera una catastrófica ruptura del euro.
Dos años y medio después, la crisis en el bloque de la moneda única ha pasado de aguda a crónica y una vez más lo toca a Draghi salir al rescate. Mientras Europa comienza el 2015 con tropiezos, acosada por un débil crecimiento y la perspectiva de deflación, Draghi está a punto de lanzar las compras masivas de bonos soberanos con dinero nuevo -también conocido como flexibilización cuantitativa (QE)- con la esperanza de reavivar la economía europea.
Pero esta vez, no está claro si podrá contar con el mismo apoyo de Berlín.
Sin esta colaboración, la eficacia de cualquier programa de QE podría verse afectada. Para empezar, esta desavenencia puntual entre Alemania y el BCE anunciaría una nueva fase peligrosa para Europa en la que las dos fuerzas con más peso en las estrategias del bloque llevan el paso cambiado.
En una inusual entrevista de cuatro páginas el viernes con el diario alemán Handelsblatt, Draghi hacía un esfuerzo para extender la mano y evitar dicho choque, diciendo que el riesgo de que el BCE no pueda preservar la estabilidad de precios había aumentado y es posible que tenga que actuar para cumplir con su mandato.
La posición de Alemania sobre el programa de QE es posiblemente el tema más importante para el BCE en este momento, dijo Marcel Fratzscher, jefe del instituto económico DIW en Berlín y un ex funcionario del BCE.
El apoyo de ambos Merkel y (el ministro de Finanzas, Wolfgang) Schaeuble será absolutamente vital”, agregó.
Reacción Feroz
¿Qué ha cambiado desde 2012? Por un lado, los temores de una ruptura del euro han disminuido. Eso ha hecho que sea más fácil para los funcionarios alemanes mostrarse en desacuerdo contra las políticas que no son de su agrado.
La preocupación de Berlín es que la QE reducirá la presión sobre los países del euro del sur para que introduzcan reformas.
Algunos piensan que la inyección de dinero nuevo en el sistema sembraría las semillas de una futura crisis.
Si el BCE no tiene cuidado acerca de cómo hace la QE, la reacción en Alemania será feroz, dijo un funcionario alemán de alto rango que pidió el anonimato debido a las sensibilidades sobre de la independencia del BCE.
Si hay QE (...) Draghi tiene que saber cuáles son las líneas rojas. Una complicación adicional es el surgimiento de la Alternativa para Alemania (AfD), un partido euro escéptico que no existía en 2012.
Después de barrer en tres parlamentos regionales en el este de Alemania el año pasado, la AfD intentará ganar sus primeros escaños en una asamblea occidental cuando haya comicios en Hamburgo a mediados de febrero.
Un programa de QE, que los mercados esperan que se anuncie en la próxima reunión de política jugar a favor de la AfD. La incertidumbre que rodea las elecciones 25 de enero en Grecia, que podrían llevar al poder al partido de izquierda Syriza, ha enturbiado las aguas aún más al aumentar el riesgo de una suspensión de pagos y pérdidas para el BCE en los bonos griegos que posee.
En caso de que el BCE presentara un programa de alivio cuantitativo que incluya a Grecia antes de que el resultado político de Atenas esté claro, sería imposible que el gobierno alemán permanezca en silencio, dijeron varios funcionarios.
