COACHING FINANCIERO

Efecto dominó del mal manejo de las finanzas



OPINIÓN

Ramón es un excelente trabajador, pero últimamente su supervisor le ha llamado la atención con frecuencia y su productividad ha disminuido. Un compañero toma una llamada del banco que Ramón se niega a atender.

La llamada entrante hacía referencia a un atraso de dos meses en la hipoteca de Ramón. Además, Ramón ha notado que ha estado utilizando la tarjeta de crédito para cubrir los gastos regulares, por lo que reconoce que la situación se está saliendo de sus manos.

Las dificultades económicas son una de las principales causas de preocupación y ansiedad. Tendemos a ignorar ese sentimiento de angustia, frustración y postergar la situación pensando que mañana tendremos la mente más clara para pensar.

Pero, lo más seguro es que al día siguiente, el problema permanece y la mente probablemente esté más atribulada y la incomodidad sea aún mayor. Lo único que logramos es ampliar el alcance de nuestros sentimientos negativos, que empiezan por afectar nuestro entorno, nuestro trabajo, nuestra familia y amigos. Como cuando dejas caer una piedra en el agua y las ondas se extienden mucho más allá del lugar donde cayó la piedra.

Siempre podemos reconstruir nuestra situación financiera; pero lo difícil es convencernos de que lo podemos hacer. ¿Cómo vencer ese sentimiento de impotencia cuando fallamos en algo? ¿Te has percatado de que son tus propios sentimientos los que te perturban y te limitan?

La realidad es que Ramón no podrá resolver su problema, aun cuando le entreguen un plan detallado de lo que tiene que hacer, mientras no se enfrente a sus sentimientos y a sus temores. Y hasta que esto no ocurra, repetirá el mismo comportamiento una y otra vez.

¿Qué podemos hacer? Empecemos por dedicar tiempo a nosotros mismos, concediéndonos unos minutos para reflexionar sobre las cosas que hacemos, sobre qué esperamos lograr con nuestro comportamiento y evaluar si lo que resulta de estas acciones llena nuestras expectativas. Cuando realices este ejercicio, evita juzgarte y deja que tus emociones sigan su curso, hasta que se desvanezcan.

Permanece alerta de tus emociones. Y la próxima vez que tengas un pensamiento que te incomode, en lugar de evitarlo, trata de entender por qué está allí y cuál es el mensaje positivo que hay detrás de él.

La autora es gerente general de la Asociación Panameña de Crédito.