Esa medida ha significado la suspensión temporal de empleo para unos 16 mil trabajadores, que en esas dos semanas han estado adscritos a un fondo de garantías salariales que les ha retribuido con el ochenta por ciento de su sueldo.
Las factorías que han vuelto a abrir son las de Mirafiori (la más importante de Fiat, situada en Turín, norte), Cassino (centro), Melfi (sur) y Termini Imerese (isla de Sicilia).
En este período han funcionado con normalidad las plantas de Pomigliano, donde se fabrican los modelos de la marca Alfa Romeo, y Sevel Val di Sangro, dedicada a vehículos industriales.
Estas dos semanas de inactividad han supuesto que se han dejado de producir unos 8 mil vehículos, según fuentes sindicales.
Fiat es protagonista también esta semana porque es inminente un encuentro reservado entre su consejero delegado, Sergio Marchione y el máximo dirigente de la estadounidense General Motors, Richar Wagoner.
El eje del debate es el deseo de GM de que Fiat no aplique la cláusula del acuerdo que firmaron en 2000 por el que la marca italiana puede vender a la compañía estadounidense el 90% de su deficitario segmento de turismos en los próximos cinco años.
General Motors no quiere asumir esa carga y está dispuesta a pagar para que Fiat renuncie a ese derecho, aunque la marca turinesa amenaza con hacerlo efectivo.

