Desde iPhones a computadoras, los centros de fabricación detrás de gran parte de los productos electrónicos del mundo se están preparando para trasladar gran parte de la producción fuera de China hacia lugares como Europa del este.
El presidente de Foxconn Technology Group, Terry Gou, quien se convirtió en multimillonario gracias a la fabricación de los aparatos de Apple Inc., echó a correr el balón cuando abrió una planta de pantallas de 10 mil millones de dólares en el corazón de Estados Unidos, una maniobra que ahora parece premonitoria. A medida que aumentan las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo, un grupo creciente de sus pares taiwaneses ha elaborado planes para trasladar la producción al exterior o idear contingencias para nuevas instalaciones costosas.
Las empresas más grandes de Taiwán forman un eslabón crucial en la cadena de suministro de tecnología global, ensamblando dispositivos provenientes de extensas bases de producción chinas.
En la última semana, los líderes corporativos, incluidos los máximos ejecutivos de Pegatron Corp. e Inventec Corp., declararon que han elaborado planes para mitigar el impacto de una guerra comercial. Si bien Donald Trump no se ha concentrado en los productos electrónicos de consumo, el temor es que se incluyan entre los próximos 200 mil millones de bienes fabricados en China.
