El país báltico de Estonia se convirtió el sábado en el 17 integrante de la Unión Europea que adopta al euro como moneda en una medida tendente a profundizar su integración económica con el bloque regional.
El primer ministro de Estonia Andrus Ansip se convirtió en la primera persona de su país en retirar billetes en euros de un cajero automático, instalado en la casa de ópera en el centro de Tallin, la capital.
Igual que Ansip, el comisionado de Transporte de la Unión Europea Siim Kallas, así como los primeros ministros Andrius Kubilius, de Lituania, y Valdis Dombrovskis, de Letonia, también retiraron euros de la máquina.
Los cuatro personajes mostraban al frente sus billetes nuevos en euros ante una multitud de 5 mil personas animadas que desafiaron el frío para asistir al espectáculo de fuegos artificiales que iluminaron la noche con motivo de la llegada del Año Nuevo y el advenimiento de una nueva era económico-financiera para Estonia.
“El euro es primero y antes que nada garante de nuestra seguridad. Ahora somos miembros plenos de la segunda región económica más grande del mundo, con las responsabilidades consecuentes”, manifestó Ansip después de retirar sus euros.
El euro se convirtió en el primer minuto del sábado en la nueva moneda de Estonia y sustituirá a la corona local.
“El euro es algo bueno. El mundo tal vez nos verá ahora como una nación desarrollada”', dijo Erik Villemson, universitario de 21 años.
Estonia, de 1 millón 300 mil habitantes, es la primera ex república soviética que se suma a la llamada eurozona, integrada por los países de la Unión Europea que utilizan al euro como moneda común.
La medida era el paso final en los esfuerzos de dos décadas de Estonia por integrar su economía con Europa después de que se independizara en 1991.
La adopción de la moneda común por parte de Estonia tiene importancia simbólica para la eurozona, en especial ante los embates del euro en los mercados por los rescates financieros masivos que se concertaron para salvar de la insolvencia a Grecia e Irlanda.
La incorporación de Estonia, una economía minúscula de 19 mil millones de dólares entre los 12.5 billones de dólares que representa la zona euro, ofrece una importancia simbólica debido a que la divisa resintió malas noticias durante 2010. Dos integrantes, Grecia e Irlanda, necesitaron de rescates con fondos internacionales para evitar la bancarrota.

