Nereyda no lee chino, árabe o inglés. Pero en más de una ocasión se encuentra con productos en estanterías de locales panameños cuyas etiquetas no entiende porque no contienen información en español.
Y aunque Nereyda presume saber cómo aplicar el producto, a veces no está 100% segura. Igual, trata de usar el sentido común. Pero el sentido común no es suficiente para los consumidores que ingieren productos tóxicos o aplican indebidamente sustancias al cuerpo que resultan ser corrosivas.
El Gobierno no tiene como prioridad la aprobación del reglamento que obliga al etiquetado en español. Sin embargo, la comunidad respalda el reglamento. Así lo dijo el 81% de los participantes en un sondeo puesto en La Prensa Web.
Desde 1994 se impulsa un reglamento que, justo antes de aprobarse, fue ordenado a revisión por el ministro Joaquín Jácome, quien calificó que la medida encarecería los productos, dijo el dirigente de los consumidores, Pedro Acosta.
Este año, la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor envió una propuesta al Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) al respecto, sin resultados. El ministro de MICI, Alejandro Ferrer, no tiene el tema alto en su apretada agenda comercial. Francisco Labarrera, director de Desarrollo Empresarial, está ocupado en el reglamento del asfalto y la certificación del Departamento de Normas.
La obligación de etiquetar los productos en español podría provocar alzas en los precios, que algunos importadores calculan entre 10 y 15 centésimos. Al respecto, Guillermo Villarreal, gerente de empresa Selloro, S.A., dijo que cuando exporta a Estados Unidos, el etiquetado en inglés cuesta una fracción de centésimo por producto.
