Los países en desarrollo se opusieron a una nueva fórmula de votación que busca aumentar su influencia dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero reconocieron que lo más probable es que termine siendo aprobada por la mayoría de los 185 países miembros del FMI.
El grupo, cercano a 50 países, fue representado por Egipto, Irán, Indonesia, Rusia y Kenia -quien habló en nombre de 19 naciones africanas- y argumentó que la propuesta no cambiaba lo suficiente el poder de voto desde los países industrializados hacia las naciones en desarrollo, que era su principal objetivo.
"La idea de revisar las cuotas era aumentar la participación de los países emergentes y con ingresos bajos a expensas de las naciones industrializadas", señaló un miembro de la junta. "Eso claramente no ocurrió debido a que el cambio directo de cuotas desde los países industrializados es de apenas 2.7%", agregó.
El cambio se ha visto forzado por la creciente influencia de las economías emergentes en Asia y otras partes del mundo, particularmente la de China, que actualmente es la cuarta economía más importante del mundo.
La fórmula, un complejo cálculo de datos económicos, determina el poder de votación de cada país miembro y sus llamadas cuotas, o suscripciones en dinero, para el prestamista global.