¡Estamos de fiesta! Nuestro país cumple un año más de vida republicana.
Panamá crece y evoluciona frente a los retos del mundo globalizado. Sin embargo, no debemos perder nuestra esencia de país volcado al servicio y al comercio mundial. Aceptar todas las inexplicables exigencias internacionales en el mundo de la tributación, sencillamente nos cambiaría nuestro “ADN” fiscal.
Mirar hacia adentro y revisar las constantes situaciones que conlleva el ejercicio tributario en nuestro patio, y precisamente con ese enfoque de país que llama al comercio, nos ofrecerá buenos resultados. No es un secreto que el mundo tributario en Panamá a veces deja de ser sencillo y práctico, para convertirse en un problema a la hora de hacer negocios.
Implementar cambios tendientes a facilitar la tributación, dirimir lo más pronto posible los litigios o conflictos tributarios y lograr una eficiente supervisión y recaudación de los tributos impulsarían a nuestro país. Sin prisa pero sin pausa, aún falta más por hacer y no debemos detenernos. Revisemos algunos puntos que sugerimos:
El procedimiento administrativo tributario amerita, entre otros cambios, el de implementar los medios alternos de solución de conflictos; normar sobre el sistema de actas de cierre con y sin acuerdos fiscales con el contribuyente en virtud de las auditorías tributarias; creación de un medio de descarga de los procesos y litigios fiscales actuales con más de seis meses de mora en la Dirección General de Ingresos (DGI); ofrecer mayores competencias al Tribunal Administrativo Tributario (TAT) para conocer de los casos en grado de apelación y dentro de la esfera administrativa relacionados a la tributación en general (actualmente su competencia incluye la DGI) como lo son, los asuntos impositivos municipales, aduanales, Anati (materias vinculadas al Impuesto de bienes inmuebles) y de la Caja de Seguro Social; dividir al TAT en más tribunales por distritos judiciales; y la creación de la defensoría del contribuyente.
Urge la consolidación y redacción de un nuevo Código Fiscal, que contenga una parte sustantiva, adjetiva y procesal. “Revuelvo la mirada y a veces siento espanto” frente a las incongruencias existentes en muchas normas a nivel reglamentario, versus lo que indica la propia Ley o el Código Fiscal que se reglamenta; contribuyendo a las interpretaciones erradas y que crean una incertidumbre tributaria. Es hora de una revisión profunda, adecuación y cambio integral de la normativa tributaria.
Se amerita crear cuanto antes la carrera administrativa del servicio tributario y aplicable para todos los puestos dentro de la Administración Tributaria en general, basada en méritos, concursos, evaluación permanente, educación continua, salarios competitivos en el mercado para evitar la fuga de personal, carreras de largo plazo y contar con los mejores profesionales. Lo anterior, alejado lo mayor posible de la política de cada cinco años y valorando aquellos técnicos que han escogido el servicio dentro del fisco como su medio de crecimiento, desarrollo y vida profesional.
Recientemente, hemos visto cómo los funcionarios de la DGI reclamaban su derecho establecido en el Decreto de Gabinete 109/1970 de recibir su bonificación anual, el cual producto de aspectos administrativos que no tenemos por qué saber y entender, no se les ha pagado. Esto causó una situación anormal, de inestabilidad funcional y de conflicto directo con el recurso más valioso que tiene esta institución: su gente.
CÁPSULA FISCAL
Miramos el futuro con optimismo. Importantes y palpables cambios han ocurrido para bien en nuestra Administración Tributaria en el presente y pasados gobiernos.
Resumiendo, no dejemos de evolucionar para ser mejores y más eficientes cada día, de mirar hacia adentro los problemas y situaciones de nuestra realidad tributaria, de exigir respeto en el concierto de las naciones a nuestra soberanía fiscal y en la justa aplicación de iguales reglas y obligaciones para todos los países en la tributación internacional. Se debe incentivar más el ahorro en las familias a través de los impuestos, e impulsar a la empresa privada a través de políticas fiscales sostenibles, lo que significará más puestos de trabajo.
El futuro fiscal de nuestro país depende únicamente de nosotros, sigamos trabajando juntos y digamos con fuerza ¡alcanzamos por fin la victoria!
El autor es abogado especializado en materia tributaria