OPINIÓN. Si las noticias sobre el fraude en el vino le está haciendo sentirse intranquilo por algunas botellas que reposan en su cava, le aconsejo abrir inmediatamente una y considerar lo siguiente: en 2005, las subastas de vino en Estados Unidos movieron 166 millones de dólares; solo Nueva York totalizó 79 millones de dólares.Es una cifra importante, aun cuando no alcanzaría para comprar un Picasso. Por lo tanto, a mí no me sorprendería que se falsificaran unas pocas cajas, o que no pertenecieran a las cosechas especiales que afirman pertenecer. Sin embargo, yo diría esto: comprar en una reputada casa de subastas o intermediario sigue siendo la mejor forma de comprar vinos. Ayer, Sotheby’s dijo que había sido interrogada por fiscales de Estados Unidos para proporcionar información sobre una investigación que está siendo dirigida por el FBI en Manhattan y que también implica a Christie’s International y Zachys (que posee una vinatería al por menor en el extrarradio de Scarsdale, Nueva York). Por ahora no se conoce lo que recogen las citaciones judiciales, pero parece ser que unos cuantos coleccionistas de vinos están diciendo que han sido engañados.Cuanto más jóvenes son los vinos, menores son las probabilidades de ser adulterados, aun tratándose de una simple botella de vino Romanee-Conti de una cosecha reciente, que podría costar mil dólares una botella.
El fraude ocurre principalmente con las más viejas y raras añadas y, sobre todo, con las botellas de formato grande, como las llamadas magnun (de 1.5 litro o dos botellas normales); las jeroboams (3.03 litros o seis botellas regulares), las methuselahs (6 litros u ocho botellas) y las nebuchadnezzars (15 litros ó 20 botellas), de las que se fabrican muy pocas. Joseph Bastianich, propietario de Italian Wine Merchants, en Nueva York, y socio con Mario Batali en los restaurantes Del Posto y Baboo, compra vinos de todas partes del mundo.
"La euforia mueve este mercado", dijo en una entrevista telefónica. "Esas grandes botellas pueden valer entre 10 mil dólares ó 15 mil dólares cada una, por lo tanto se puede ganar mucho dinero.Los vinos muy raros que anhelan los coleccionistas –como el Mouton-Rothschild de 1945, Petrus de 1947 y 1961, y el Château d’Yquem de 1921 y 1967– son probablemente los más falsificados porque generan mucho dinero. Nadie adulterará un vino de 2002.El mejor consejo para un coleccionista de vinos neófito es establecer una relación personal con una tienda selecta de vinos. Una tienda como la londinense Justerini & Brooks Wine Merchants, que abrió en 1749 y ahora tiene más de 2 mil cuentas activas, incluyendo la de la familia real, y que conserva la mercancía en bodegas impecablemente conservadas.
La empresa nunca compra en subastas porque no puede estar segura del origen. La londinense MARC Fine Wines, que gestiona los restaurantes Greenhouse y Umu, y A Voce, de Nueva York, guarda más de 120 mil botellas para comercializar y vender a coleccionistas privados, y compra en casas de subastas y bodegas privadas. El ejecutivo de MARC, Jean-Marc Heurliere, dijo en una entrevista telefónica que él compra una gran cantidad de botellas directamente a los châteaux franceses. "Si yo compro un Burdeos del 61 ó del 59 en el château mismo, puedo estar seguro de que es auténtico", dijo. "Incluso llamo al château para preguntar sobre una determinada botella que me parece sospechosa porque el cristal mismo me parece extrañamente pesado. Y ellos pueden decirme que "sí, en ese año usamos un tipo de botella diferente".
El autor es columnista de Bloomberg