SAN SALVADOR, El Salvador. (DPA). El gobierno de El Salvador calificó el tratado de libre comercio negociado entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA, por sus siglas en inglés) como su "gran logro de 2003"; en contraste la oposición calificó dicho acuerdo como "un peligro y una fatalidad" para el aparato productivo local y regional.
Tanto el presidente Francisco Flores como Miguel Lacayo, ministro de Economía y principal encargado salvadoreño de la negociación del CAFTA, han sostenido que el acuerdo comercial es "un acontecimiento histórico" ya que Estados Unidos es una nación con un mercado de 10 billones de dólares y de más de 280 millones de consumidores.
"Estados Unidos y los países centroamericanos hemos puesto confianza en el libre mercado y en la democracia. El Salvador ha sido un gran ganador ya que se abren las oportunidades de desarrollo para beneficio de la familia salvadoreña", expresó el presidente Flores en un mensaje dictado en Cadena Nacional.
Estados Unidos y Centroamérica negociaron el CAFTA entre enero y diciembre del presente año. Las negociaciones fueron cerradas, con la excepción de Costa Rica, el pasado 17 de diciembre en Washington por los representantes comerciales estadounidenses, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y nicaragüenses.
Costa Rica decidió no cerrar trato con Estados Unidos ya que este país exige la apertura a las empresas privadas en los servicios de telecomunicaciones, seguros y finanzas, que aún están estatizadas en la referida nación centroamericana.
Por su parte, el economista y diputado del opositor e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Salvador Arias, expresó que la negociación concluida entre Estados Unidos y Centroamérica, de aplicarse, tendrá efectos nocivos para el aparato productivo salvadoreño y centroamericano.
"Estados Unidos negoció un 15% de todo el acuerdo, mientras que el otro 85% lo impuso. Lo impuesto es el corazón o la esencia de lo que pretende Washington, por ejemplo, en el capítulo de Inversiones, por medio del cual las trasnacionales logran un acuerdo de trato nacional y al mismo tiempo (adquieren) suprapoderes", explicó Arias.
De acuerdo con el economista, las empresas trasnacionales de origen estadounidense tendrán para invertir en Centroamérica las mismas prerrogativas que las empresas locales, sin que se midiera la asimetría existente que desfavorece a Centroamérica. Por otra parte, las trasnacionales podrán demandar a los Estados cada vez que se sientan "amenazadas".
