Al parecer los funcionarios públicos buscan inspiración del más allá. Las facturas telefónicas revelaron que desde varias oficinas gubernamentales se hacían llamadas a la línea astrológica de Walter Mercado y a líneas eróticas, según pudo comprobar la Secretaría Presidencial para la Innovación Gubernamental.
"Era un completo desorden, nadie controlaba nada y cada institución tenía el contrato con la empresa telefónica por su lado", comentó el ingeniero Gaspar Tarté, secretario presidencial para la Innovación Gubernamental. "Estamos hablando de miles y miles de dólares" que se gastaban en este tipo de llamadas, añadió el funcionario, sin especificar instituciones o ministerios.
También había cientos de líneas telefónicas que no estaban en uso y se seguían pagando a Cable & Wireless. "Simplemente llegaba la factura y se pagaba", dijo Tarté, que ahora mantiene a dos personas a tiempo completo monitoreando llamadas.
Pero el problema no era solamente el mal uso, sino el alto costo que pagaba el Estado por estos servicios: las tarifas que eran superiores a las de la empresa privada. Por ello surge la idea de hacer una negociación y finalmente una licitación en la cual el Estado, que actualmente paga unos 26 millones de dólares al año por servicios de telefonía, datos e internet, busca ahorrar entre 8 millones y 10 millones de dólares.
