Pero antes de que el secretario del Tesoro, Gordon Brown, se presente ante la Cámara de Representantes el 9 de junio, todos saben que seguirá la polémica y que en realidad no anunciará nada nuevo.
Gran Bretaña tiene intención de sumarse a la eurozona en algún momento, pero nadie sabe cuándo.
Para no enojar totalmente a la mayoría favorable al euro en el Gabinete y en el Partido Laborista, el nuevo lema para la solución del conflicto debe contener el euro.
Al menos debería haber un indicio de que el gobierno laborista no aplazará por tiempo indeterminado un referéndum sobre la moneda común europea.
Brown, el creador de las cinco condiciones para la adopción del euro por parte de Gran Bretaña, "domina el Gobierno" con los criterios establecidos por él en 1997, se quejan los simpatizantes del euro.




