La Compañía Panameña de Crédito (CPC), una filial financiera del Grupo Super Motores, que también sufre las consecuencias de la caída del negocio de la venta de autos, se ha visto obligada a reducir sus gastos operativos en 3.7 millones de dólares en los últimos cuatro años y a acogerse a un plan de recapitalización de varios millones de dólares.
La principal actividad de la CPC es brindar financiamiento a los clientes de Super Motores, S.A., empresa que en Panamá vende los autos Mazda, Chrysler y Ssang Yong.
Pero en los últimos cuatro años, solamente las ventas de la marca líder de Super Motores, Mazda, cayeron de mil 712 unidades en 1999 a 573 en el 2002.
A raíz de esta situación, la cartera de crédito de CPC se ha reducido drásticamente de 1999 a la fecha. Según el balance general de la empresa, sus créditos cayeron de 69 millones de dólares en 1999 a 31.3 millones de dólares al cierre del 2002 (-37.2%).
El vicepresidente ejecutivo del Grupo Super Motores, Fernando Lewis, reconoció que "hemos tenido dificultades" al igual que cualquier otra de empresa del sector o del país.
"Hemos capitalizado la empresa en varios millones de dólares, se han realizado reducciones importantes en gastos generales y administrativos, pero desafortunadamente eso ha conllevado reducción de personal", dijo el empresario.
De acuerdo con los estados financieros al cierre del 2002, la CPC tuvo pérdidas por 3.7 millones de dólares en los últimos cuatro años, con excepción del 2001 cuando reportó una ganancia por un millón 21 mil dólares.
Lewis señaló que esto se debió, en parte, a que la compañía estableció el año pasado provisiones para préstamos malos por 1.3 millones de dólares.
A pesar de los malos tiempos, Lewis resaltó que para el Grupo Super Motores la prioridad ha sido el pago a sus acreedores. "Le hemos pagado su capital y los intereses sin problemas", afirmó.
Para contrarrestar la baja en el volumen de su actividad, la CPC redujo su deuda total de 72.2 millones de dólares en 1999 a 43.5 millones de dólares al cierre del 2002.
Entre las medidas de ajustes a la que se acogió la compañía está la reestructuración financiera con la renegociación de términos y plazos de préstamos bancarios y emisiones de bonos, y reestructuraciones administrativas, como el cierre de sucursales y traslados de oficinas.
Durante el mes de febrero de este año, la gerencia realizó negociaciones con los bonohabientes para reducir las tasas de financiamiento para la compañía para mejorar su flujo operativo.
Actualmente, la CPC ha solicitado su retiro voluntario de la Bolsa de Valores de Panamá, así como la terminación de su registro en la Comisión Nacional de Valores.

