Los temores se centran en los efectos negativos que la guerra puede tener en la economía estdounidense y la consecuente reducción de exportaciones con ese destino. Las ventas al exterior volvieron a ser el principal factor de crecimiento en Japón: aportaron la mitad del 0.5% de expansión que la economía nipona registró en el último trimestre.
Además, al momento de elaborar el informe, prácticamente todos los encuestados pensaban que la guerra de Irak sería extremadamente corta. Los indicios de que el conflicto se prolongará seguramente incrementará el pesimismo, y varios planes de inversión de grandes empresas quedarán congelados. Por primera vez en los útlimos tres años, los grandes grupos industriales japoneses anunciaron un aumento de sus inversiones de capital del 2.9% para el año fiscal que comenzó el martes. Sin embargo, esta cifra podría ser revisada a la baja para el próximo trimestre. Los pronósticos fueron excesivamente optimistas y no contaron con la posibilidad de una guerra larga, según un economista del diario especializado Nihon Keizai Shimbun. En vista del desarrollo del conflicto y la dramática caída de los valores en la bolsa, las empresas japonesas no tienen muchos motivos para ser optimistas.