Uno de los primeros libros que leí en mi vida asociados a la gerencia y negocios fue la biografía de Lee Iacocca, una carismático ejecutivo de la industria automotriz de finales del siglo XX quien, entre otros logros, es reconocido por haber salvado a Chrysler de la quiebra.
Su nombre me vino a la memoria a propósito de General Motors y la huelga declarada por casi 50 mil de sus trabajadores en los Estados Unidos esta semana. A General Motors también me une un sentimiento especial por ser una de las primeras empresas con las cuales trabajé proyectos de consultoría en comunicación estratégica de la mano de mis apreciados amigos Italo Pizzolante y Juan Carlos Roldán.
Pero volviendo a Iacocca, le tocó presidir a dos empresas referentes en su época de la industria automotriz: Ford y Chrysler. Se ganó un lugar en la historia por varias razones como ser responsable de la creación del Ford Mustang y posteriormente de la Chrysler Voyager. Pero su obra de arte desde el punto de vista gerencial fue sacar a Chrysler del borde de la quiebra en 1980 persuadiendo a los sindicatos a que hicieran importantes sacrificios.
Además logró convencer al Congreso de los Estados Unidos para que le otorgaran un préstamo por mil 500 millones de dólares, que permitiera a la empresa salir de la bancarrota y bien invertidos logró desarrollar el Chrysler LeBaron, Plymouth Reliant y el Dodge Aries… entre otros. Este préstamo se pagó siete años antes del plazo prometido, logrando drásticas reducciones de costos que acordó con los sindicatos, trabajadores no sindicalizados, proveedores y el mismo salario de Iacocca, que fue de un simbólico dólar anual.
Su capacidad de liderazgo, honestidad y visión le permitió contar con un total apoyo de estos grupos, en particular de los sindicatos y salvar más de 500 mil empleos directos e indirectos.
Lee Iacocca fue el Bill Gates, el Elon Musk o Steve Jobs de su época. Es considerado uno de los grandes CEO estadounidenses de todos los tiempos.Se convirtió en el ejecutivo mejor pagado de los Estados Unidos, publicó una autobiografía que se mantuvo en la lista de bestseller del New York Times durante 88 semanas y fue calificado como la tercera persona más admirada de la nación en una encuesta Gallup de 1985, justo detrás del Presidente Ronald Reagan y del Papa Juan Pablo II.
El autor es consultor en comunicación estratégica.
