La situación social no fue el único asunto que trataron los principales magnates de la región en el encuentro celebrado en Panamá. También hubo otro: que los futuros herederos de los imperios económicos de América Latina sumen experiencia y consoliden vínculos.
Por eso el mexicano Carlos Slim concurrió al encuentro con su hijo. Otros que llegaron al país junto con sus familias fueron el colombiano Julio Santo Domingo (5.7 mil millones de dólares según Forbes), el magnate de los medios Gustavo Cisneros (6 mil millones de dólares), el brasileño Marcelo Odebrecht y el mexicano Emilio Azcárraga. En total había unos 50 empresarios.
Según dos participantes, en ningún momento se debatió posibles inversiones en el país. "La reunión se realiza desde hace 5 años y el tema central es la pobreza: no tiene ninguna relación con inversiones en el país anfitrión", explicó uno.
Si bien la situación de Panamá estuvo fuera de la agenda oficial, hubo tres representantes locales: Alberto Vallarino, Stanley Motta y el "dueño de casa": Herman Bern.
Un proyecto que nació en tierras aztecas
El "Encuentro empresarial padres e hijos" es un evento que reúne todos los años a los más selectos millonarios de América Latina. La idea llegó desde México: el empresario Carlos Slim organizó la primera reunión en tierras aztecas en 2003. A su idea se sumaron enseguida dos colegas: Gustavo Cisneros (Venezuela) y Julio Santo Domingo (Colombia).
En 2004 el "retiro espiritual" se mudó a República Dominicana. Al año siguiente le tocó a Brasil (San Pablo) y luego a Buenos Aires (Argentina). En 2007 se realizó en Chile.
Siempre se guarda un cupo para los empresarios locales de los países que reciben a los magnates. El objetivo del convite siempre se repite: delinear un plan para combatir la pobreza en la región a partir de programas empresariales.

