En el corazón de los campos de lava islandeses, crece una de las mayores fábricas de bitcoines del mundo, un sitio ubicado en un lugar secreto para evitar a los ladrones más sofisticados.
Gracias a su subsuelo repleto de agua caliente, que provee electricidad en abundancia y a buen precio, Islandia se ha convertido en un paraíso para los “mineros” de criptomonedas como el bitcóin emitido por servidores muy potentes.
En el desierto volcánico islandés, un hangar de chapa plateada, encierra las máquinas, junto a otros cuatro edificios a los que se añadirán dentro de poco dos almacenes nuevos.
Esta “granja” de la compañía Genesis Mining lleva el nombre de la primera máquina de cifrado, Enigma, utilizada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Dentro del hangar, decenas de miles de mining rigs (estaciones de minado) se alinean en 400 m2, creando un zumbido ensordecedor parecido al de un avión ‘jumbo’ antes de despegar.
Una mining rig es una suerte de unidad central dotada de una tarjeta madre, una memoria RAM, un disco duro, un procesador y seis tarjetas gráficas.
¿Su función? Ejecutar algoritmos complejos para registrar una sucesión de transacciones autentificadas y cifradas. Esta tecnología, llamada blockchain suele describirse como el equivalente digital de un libro de contabilidad que sería inviolable e imposible de falsificar. En total, cada 10 minutos se crean 12.5 bitcoines en las granjas de minado.
