TOKIO, Japón (AFP). -Los japoneses, que en el exterior gozan de una imagen de pueblo acomodado, con un nivel de ahorro gigantesco que se acerca a los 10 billones de dólares, sufren en realidad de un exceso de endeudamiento privado que puede acabar provocando una catástrofe financiera.
El número de quiebras personales reconocidas por la justicia batió todos los récords en 2001, hasta situarse en los 160 mil 567 casos, la cifra más elevada de los últimos 10 años, en comparación con los 141 mil 628 casos de 2000, según el tribunal de distrito de Tokio.
Con la recesión galopante, los acreedores se han vuelto más exigentes en los últimos meses. Pero para Kenji Utsunomiya, abogado especialista en quiebras privadas, el culpable de todos los males es el sistema de crédito al consumo, confiado a entidades especializadas, los "sarakins".
"Todo el mundo puede pedir prestado, a condición de pagar tasas muy elevadas. Los anuncios son constantes en la televisión, es un sistema cada vez más popular", denunció el abogado, inquieto ante el impacto entre los más jóvenes.
A su juicio, 15 millones de japoneses (más del 10% de la población) recurren al crédito al consumo, a los que cabe añadir 222,3 millones de tarjetas de crédito en circulación.
"Entre 1,5 y 2 millones de personas no consiguen reembolsar sus deudas, y el 10% es insolvente, pero poca gente sabe que puede declararse (oficialmente) en quiebra. Muchos se suicidan a causa de las deudas, o abandonan su familia sin dejar una dirección", denuncia Utsunomiya.
El crédito al consumo se desarrolló en los años 60 para responder a las necesidades de una población que compraba masivamente coches, frigoríficos o productos electrónicos.
"Los bancos no querían prestar sin garantías inmobiliarias, así que la gente no tenía otra opción que recurrir a los sarakins. Tras la burbuja financiera, lo mismo sucedió con las pequeñas y medianas empresas", añade Utsunomiya.
Los "sarakins", que en otro tiempo eran marginales, como Takefuji o Acom, se encuentran en la actualidad al frente del pelotón de las 50 empresas japonesas más rentables, por delante incluso de un gigante como Sony.
