stefy cohen
OPINIÓN
Haters gonna hate o “Los odiosos van a odiar” es una de las frases de la lista “Cosas que dicen los Millenials”.
El primer uso de la frase “Haters gonna hate” es del año 2,000 como parte de la canción Playas Gon’ Play, de 3LW. Luego, la frase fue transformada por Omar Noory en una animación GIF, en la que se veía a un hombre caminando con paso altanero mientras la pensaba. Esta animación fue el precedente de los cientos de memes que se han desarrollado para representar esta, ahora más que nunca, popular frase.
Hater es una palabra utilizada para describir a los que critican sin aparente razón. El atributo caracteriza a personas dentro de un espectro que va desde gente que critica socialmente con comentarios negativos, hasta gente que critica a un artista por un desagrado general de su trabajo. En su máxima expresión, un hater lo critica todo, todo el tiempo. Entonces, en redes sociales podemos claramente identificar aquella persona que siempre postea o comenta con
hate.
Aunque la traducción literal de hate es odio, cabe mencionar que los comentarios no son de odio ni de discriminación, son de desaprobación o rechazo sin mayores repercusiones.
Usualmente, una persona llamará a otra hater para resaltar sus constantes quejas, pero algunas
personas se autodenominan haters para expresar su descontento general con la corriente principal (o mainstream).
La palabra hater, pronunciada “jei-ter”, se ha vuelto parte del vocabulario popular y la frase
Haters gonna hate tiene un uso práctico. En este mundo digital donde nuestros sentimientos/vidas personales están tan expuestos a comentarios ajenos, Haters gonna hate es el recordatorio de no tomarnos ningún comentario demasiado en serio. Si recibiste un comentario negativo de un hater, no te lo tomes personal; obviamente no es contra ti, si la persona critica todo y a todos. Haters gonna hate nos invita a discernir una crítica constructiva de una crítica sin sentido. Esta distinción es tan necesaria en la vida personal como en el emprendimiento.
La principal diferencia entre una crítica constructiva y el hate es que: la crítica está basada en la apreciación de tu trabajo. Aunque suene a queja, la crítica está diseñada para exigir más y mejores cosas de ti. Las críticas son el motor que impulsan los ciclos de mejora continua.
Aunque los clientes quejones o criticones puedan parecer nefastos, una persona que se toma el tiempo para redactar o expresar una queja se siente especialmente comprometido con tu empresa/marca y es con ese sentimiento de propiedad con el cual se queja.
A diferencia de la crítica, el hate está basado en el rechazo de tu trabajo. Una persona que hatea probablemente no entienda tu trabajo y emite su comentario para menospreciarlo.
Aunque anteriormente distinguíamos las críticas de las críticas constructivas, el arquetipo del
hater nos ayuda a identificar e ignorar con mayor facilidad sus comentarios. Al hate hay que
ignorarlo. Resistir la tentación de leerlo en sus largos comentarios de Facebook.
Primero, como estrategia de preservación de energía. El hate por su redacción negativa, puede robarnos la energía que necesitamos para hustle o trabajar con todo. Segundo, como recordatorio de que tenemos un target market. Las críticas vienen de las personas para quien tu trabajo está dirigido. El hate viene de alguien fuera de ese segmento. En vez de complacerlo, debes recordar que ese hater no es tu cliente. No puedes aceptar sus comentarios ni hacer cambios basados en ellos, porque tu trabajo no es para él.
No te dejes desacelerar por el hate. El trabajo innovador inicialmente no es popular porque pretende sacudir el statu quo y estremecer las placas tectónicas de la sociedad. Es para quienes lo entienden y apoyan. Para quienes lo creen posible. No gastes tu tiempo tratando de probarle nada a los haters. Solo, no los convencerás y no comprarán nada en tu negocio. En vez, aprovecha tu tiempo hablándoles a los believers (seguidores o creyentes); mejorando para servir sus necesidades y aceptando sus críticas. El cambio no empieza preocupándonos por los que no creen; empieza formando una comunidad con los que sí lo hacen. Las comunidades, a diferencia de los individuos, tienen el poder de lograr lo inimaginable, incluso de convertir a los haters.

