Global Bank completó el proceso de integración con Banvivienda, banco que compró el año pasado por $245 millones y que le sirve para consolidarse como el segundo banco de capital panameño de la competida plaza bancaria local.
Jorge Vallarino Jr., gerente general de Global Bank, conversó con este diario sobre la evolución del sector bancario, el desempeño de la economía y los desafíos del país en materia de transparencia financiera.

El nuevo Global Bank
¿Cómo fue el proceso de integración?
El cierre originalmente estaba para diciembre y lo adelantamos un mes. Esto fue importante porque nos permitió hacer la integración más rápido.
Empezamos a trabajar desde principios de noviembre en cómo iba a ser la integración, tuvimos que hacer inversiones en la infraestructura tecnológica porque Banvivienda usaba un sistema diferente al nuestro. Teníamos que migrar a nuestra plataforma la información de los clientes de Banvivienda, alrededor de 75,000.
Tuvimos un equipo de más de 200 personas trabajando en este proyecto.
El fin de semana [del 1 y 2 de junio] fue muy intenso porque Banvivienda ya no abrió el viernes 31 de mayo, y Global Bank cerró el sábado 1, para permitir toda la migración de sistemas. Todo funcionó muy fluido, tuvimos al equipo trabajando el fin de semana. Un equipo estuvo haciendo pruebas toda la noche del sábado, revisando que todas las cuentas habían llegado bien, y a las 6:00 a.m. del domingo nos presentaron el resultado de la integración tecnológica y ahí tomamos la decisión de seguir con el plan y abrir el lunes con los sistemas integrados.
¿La escala es más importante actualmente?
La escala siempre ha sido importante, pero creemos que, a futuro, va a ser una mayor ventaja. La inversión en tecnología es cada vez más importante y estas herramientas nos cuestan lo mismo, independientemente del tamaño del banco.
Hay inversiones en la parte operativa, de cumplimiento, de monitoreo transaccional, antifraude y ciberseguridad. Todas estas inversiones pesan y la escala ayuda. Además, nosotros hemos sido muy activos en los mercados de capitales internacionales. Los inversionistas institucionales ven de manera positiva el hecho de que el banco tenga músculo y sea más grande, lo que nos baja el costo de fondeo.
Esta es una de las razones que explica el proceso de consolidación en la banca. ¿Cree que veremos más operaciones de este tipo?
El incentivo de conseguir escala cada vez va a ser mayor, pero eso no significa que un banco más pequeño no pueda ser exitoso. Siempre hay nichos de mercado que uno puede servir. Lo que pasa es que cada vez se vuelve más costoso y al final es un tema de rentabilidad.
Ya hemos visto dos transacciones en un periodo corto de tiempo. Hacer estas transacciones no es sencillo: Hay diferentes grupos de accionistas, diferentes estrategias, así que no podemos esperar que haya una fusión cada seis meses, pero sí diría que, en general, la tendencia es que se vean transacciones de consolidación, ya sea entre bancos que están en la plaza o bancos con presencia regional que compren algo en Panamá, que sigue siendo un mercado muy atractivo, con una de las economías más dinámicas de la región.
Jorge Vallarino Jr.
¿A pesar de la desaceleración de los últimos años?
Si se compara, seguimos teniendo un crecimiento de los más altos en la región. A todos nos gustaría que no hubiera desaceleración, pero, por otro lado, incluso en un ambiente de desaceleración, tener un crecimiento de 4% no es tan malo.
Las perspectivas a mediano plazo son buenas. Los excesos de inventario y de construcción no son temas que se resuelven en seis meses, pero a mediano plazo se deberían absorber.
Gozamos de estabilidad política. El proceso de las elecciones fue transparente, con una participación alta, y eso le da confianza a la inversión extranjera, que es lo que nos ha permitido tener el crecimiento por tan largo plazo.
Es importante que haya seguridad jurídica para poder atraer inversiones a largo plazo en infraestructura, logística, turismo o minería. El inversionista tiene que sentir que se le van a respetar las reglas del juego.
En el caso de la minería, está habiendo dudas después de una inversión de $6 mil millones...
Son miles de millones de inversión y ahora están en un limbo legal que se tiene que resolver en algún momento. Tenemos que arreglar eso. Quién quiere venir a poner una inversión de múltiples miles de millones y después surge una incertidumbre de cuáles van a ser las condiciones de la inversión.
Las cosas se tienen que negociar bien desde un principio, y cuando surgen estas dudas se tienen que resolver de manera transparente y expedita para dar confianza.
Nosotros somos una economía abierta y de servicios, y la receta del éxito es que hemos podido atraer estas inversiones de afuera y tenemos que seguirlas captando. El modelo ha funcionado muy bien, pero tenemos que protegerlo.
Usted señala que la confianza de los inversionistas extranjeros se mantuvo en medio del proceso electoral, pero siempre se dice que las inversiones se contienen en cierta forma en los años electorales...
Sí, esto pasa. Cuando se acerca la transición gubernamental la burocracia se pone más lenta. Se habla de cuentas por pagar del gobierno y eso en cierta medida sucede siempre que hay elecciones.
Los inversionistas quieren ver qué va a pasar, porque normalmente las inversiones no son tan líquidas y son a largo plazo. Entonces, cuando hay una transición, es normal que los inversionistas esperen a ver el panorama, el enfoque del gobierno entrante para ver sus prioridades.
Creo que la administración entrante ha demostrado que está organizada. Vamos a ver cómo va la ejecución, pero se está moviendo bien y la gente siente confianza. Hay una percepción de que la gente que va a tomar decisiones tiene experiencia. Ha habido un cambio en el sentimiento de los empresarios, hay un positivismo y eso tiene un efecto.
En 2014, el Gobierno entró con la noticia de la inclusión de Panamá en la lista gris del Grupo de Acción Financiera (GAFI). ¿Qué pasaría si esto vuelve a suceder en 2019?
Definitivamente, sería algo negativo para la economía, porque esas listas discriminatorias hacen que ciertas inversiones de fondeo no vengan. Sin embargo, tampoco es el fin del mundo.
Nosotros tenemos varios inversionistas que nos siguen desde hace años. Hicimos una transacción en abril y había un mayor número de inversionistas preguntando por la lista. Les preocupa por el impacto negativo que pueda tener en el sector financiero. Si terminamos en esa lista, tenemos que tener un plan a corto plazo para salir rápido y a largo plazo para estar adelante del tema. Siempre estamos reaccionando y haciendo las cosas a última hora. Esto es un tema país. No es el presidente, el sector privado o el regulador. Nos afecta a todos. Tenemos que tener una estrategia, porque nos pone en una desventaja competitiva. Siendo una economía de servicios y abierta, si estamos compitiendo con economías que no están en esa lista, estamos en desventaja.
También hay quien dice que seguir los estándares resta competitividad a Panamá...
Resta mucha más competitividad estar en una lista discriminatoria. Tal vez no siempre los estándares son iguales para todos. A veces hay un componente político, pero tenemos que ser inteligentes y ver nuestro rol en la economía global.
Al final del día se trata de conseguir las mejores condiciones que podamos. Tampoco es verdad que las cosas que nos pide el GAFI no se las pide a nadie.
La moraleja es que estamos pagando por la inacción que tuvimos y por haber quedado en la lista en 2014. Aunque salimos, nos quedamos en la lupa.
