Los funcionarios británicos dejarán de asistir a la mayoría de reuniones de la Unión Europea (UE) a partir del 1 de septiembre, exceptuando las que se refieran a “asuntos de interés nacional” como la seguridad, anunció el gobierno de Boris Johnson.
El ministerio para el brexit afirmó en un comunicado que el tiempo dedicado a preparar las reuniones en Bruselas sería mejor utilizado en preparar al país para salir de la Unión Europea el 31 de octubre.
“Esta decisión refleja el hecho de que la salida del Reino Unido de la UE el 31 de octubre está ahora muy cerca y muchas de las discusiones en las reuniones de la UE serán sobre el futuro de la unión después de que el Reino Unido se haya ido”, afirmó.
“Esta decisión no pretende en modo alguno frustrar el funcionamiento de la UE. El voto del Reino Unido se delegará de una manera que no obstruya los asuntos en curso de los 27 miembros restantes de la UE”, añadió.
El ministro para el Brexit, Steve Barclay, aseguró: “de ahora en adelante, solo asistiremos a las reuniones que importen realmente, reduciendo la participación en más de la mitad y ahorrando cientos de horas”.
La decisión sobre si asistir o no a un encuentro se tomará caso por caso, precisó el ministerio.
El primer ministro Boris Johnson, que llegó al poder hace casi un mes, prometió sacar al Reino Unido de la UE el 31 de octubre con o sin un acuerdo de divorcio con Bruselas.
Altos responsables europeos rechazaron su exigencia de anular una parte clave del Tratado de Retirada negociado y firmado por su predecesora Theresa May, que fue rechazado tres veces por el Parlamento británico.